En comparación con los tabiques de la época del boom del ladrillo, las paredes de la casa de Cristóbal Salazar en Churriana son las de una fortaleza de los cruzados. María José González, su mujer, recuerda con una sonrisa cuando trató de clavar unas chinchetas en la pared. «Me dejó romper una caja entera». El secreto está en el cariño y esmero puesto por Cristóbal, que empezó a trabajar como peón de albañil y que allá por 1960 construía su casa en la calle Torremolinos, al comienzo del pueblo. «Fui haciendo los muros con tierra cribada, cemento y cal. Hacía diabluras para gastarme lo menos posible», recuerda.

Cristóbal Salazar, más conocido como Cristóbal de Churriana, es un churrianero afable hasta el extremo y que ha sido profeta en su tierra. Hombre hecho a sí mismo, cuenta con una calle con su nombre en este antiguo pueblo, barrio de Málaga desde 1905. La calle la avalan su carisma y los 30 libros que ahora mismo lleva escritos, 19 de ellos publicados y todos con Churriana como protagonista o al menos como presencia imborrable.

Albañil, camarero, fotógrafo, trabajador durante décadas en las oficinas del aparcamiento del aeropuerto, Cristóbal destaca que todo se lo ha dado «la Universidad de la calle», lo que le ha permitido alcanzar y disfrutar de un bagaje cultural «que he recibido de la gente».

En 1969 su vida cambió para siempre cuando decidió viajar desde Churriana hasta Suecia en camping. Tres meses de aventuras que fueron «la selectividad total», reconoce. En esa época la estaba haciendo un chalé a una familia danesa: «Me pidieron que me fuera con ellos a Dinamarca a pasar el verano porque si no me iban a perder», explica. Y así terminó no sólo en Dinamarca sino en el país vecino.

Su primer libro, Churriana. Una joya malagueña, con prólogo del abogado Alberto Peláez, lo publicó en 1985. Es una auténtica enciclopedia sobre la Historia y costumbres de Churriana después de una década en la que estuvo recopilando datos, en concreto de 1971 a 1981.

Un grupo de libros que ha tenido mucha resonancia en su antiguo pueblo lo forman los seis volúmenes de Churriana en nuestra memoria, realizados con la ayuda de María José, su mujer, y que recopilan unas 1.200 fotografías antiguas aportadas por los propios vecinos, un verdadero tesoro de la Historia Visual de Churriana.

Porque Cristóbal, a la hora de hablar de su tierra, ha tocado todos los palos y como ejemplo un libro casi único, porque de él sólo se hicieron dos ejemplares numerados, el que se quedaron él y María José y el que recibió la entones niña de cuatro años María, hoy una veinteañera. Se titula Las aventuras de tirachinas. Editado en el año 2000 con dibujos de María José, cuenta las aventuras de un gusanito que es bamboleado por una riada, «pasa por Zapata y el padre de la niña lo recoge en una col, la madre encuentra el gusanito y se lo da a la niña, que vive en Churriana», cuenta.

Pese a sus muchos libros, el cronista de Churriana es una persona modesta que cuenta cómo aprendió gracias a las enseñanzas de muchos churrianeros notables mientras recababa historias para sus libros. «Como es el caso de Rafael León, el marido de María Victoria Atencia, de Vidal González, de los Baroja...para mí eran lumbreras del saber humano pero cómo yo llegaba de la mejor manera posible y veían mi sinceridad, me ayudaban en lo que podían».

El hispanista Gerald Brenan, la historiadora de la Economía Marjorie Grice-Hutchinson, el periodista Francisco Ruiz de Elvira, el pintor Enrique Brinkmann... todos han pasado una tarde, un par de horas recordando momentos de su vida en Churriana con Cristóbal Salazar. Estos y otros muchos vecinos del pueblo aparecieron de forma conjunta en el libro de Cristóbal Personajes en Churriana, que presento en 2008 junto al alcalde Francisco de la Torre en el Salón de los Espejos del Ayuntamiento acompañado por algunos de los protagonistas.

Precisamente su último libro, del que informó La Opinión el pasado mes de mayo, es Teresita y los Brenan, una novedosa obra sobre la churrianera que vivió desde los 8 años hasta su boda con los Brenan y casi se convirtió en una hija adoptiva.

Para este libro el autor consiguió contactar en Navarra con la protagonista, Teresa Benítez Gómez, con quien finalmente le ha unido una gran amistad y pudo asistir a la presentación del libro. Para ese momento había una sorpresa muy especial, recuerda Cristóbal: el pintor Fernando Núñez le entregó la reproducción al óleo de una fotografía de 1958 en la que aparece Teresita en su niñez, acompañada del pequeño Jason, el hijo de Hetty McGee, una exótica inglesa que vivía con los Brenan. El inesperado regalo, cuenta el cronista, hizo que Teresa llorara de emoción.

Como explican el escritor y su mujer, cuando no se trata un libro editado por alguna entidad, es la pareja la que costea de su bolsillo las obras. A este respecto no pueden evitar una sonrisa, porque algunos paisanos piensan que se están haciendo de oro con tanto libro. «Los libros se venden en la papelería Parrado de la calle Torremolinos y si se venden 100, lo que perdemos es la mitad», sonríe Cristóbal, que añade: «Pero sarna con gusto no pica».

Antonio el Francés

Y aunque destaca que no tiene todavía previsto el libro número 31 sí que tiene entre manos una apasionante investigación y hasta un título para la obra, Antonio el Francés, que no es otro que el escritor francés Antoine de Saint-Exupéry, que frecuentó la Fonda del Sol de Churriana, en la plaza de la Higuereta, durante sus tiempos de aviador, pues hacía escala en la antigua finca de El Rompedizo. Los tíos abuelos de Cristóbal, Ramón y María, estaban a cargo de la fonda. De los aviadores franceses recordaba su tía que tomaban el tren para ir de vez en cuando a Málaga y a Coín y que eran «muy traviesos y les gustaba mucho la comida de la fonda».

Por último, si algo subraya el cronista de Churriana es que con este repaso a su vida y a sus libros no quiere darse importancia sino que otras personas en su misma situación sigan sus pasos: «Cuento todo esto porque habrá muchas personas que hoy se encuentran en la misma encrucijada en la que yo me encontraba hace cuarenta y algún años. Espero y deseo que si es posible se animen y se adentren en el apasionante mundo de las Bellas Artes, sea cual sea la rama porque la cultura es libre y hace al ser humano más libre».

3o libros siempre con Churriana de telón de fondo, 30 declaraciones de amor a su querido pueblo natal.