­Más por imperativo legal que por determinación voluntaria de dar un paso atrás después de 40 años de servicio. Sin lágrimas pero con las fibras en vibración por la sensibilidad del momento y arropado, en todo instante, por el vasto vademécum de poderes que componen el entramado del Estado. A las 12.00 horas del mediodía de ayer, el hasta ahora subdelegado del Gobierno en Málaga, Jorge Hernández Mollar, escenificó su despedida del servicio público con un discurso que él mismo llegó a encajar en la temporalidad de «uno de los momentos más emocionantes de mi vida».

Ante la presencia del delegado del gobierno, Antonio Sanz; el presidente de la Diputación, Elías Bendodo; el alcalde accidental de Málaga, Francisco Pomares, y la delegada de Educación de la Junta de Andalucía, Patricia Alba, el sudelegado se subió al mismo atril que ya había sido testigo de su toma de posesión para proceder a la escritura de la última página de ese libro que se conoce como la vida misma. Por última vez se dirigió a los altos mandos de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado ahí presentes para agradecerles su «leal servicio» a lo largo de más de una década que llegó a considerar como «etapa amable, pacífica y exitosa».

Cumpliendo con los cánones que exigen las ceremonias de despedida, sumido en un discurso de aplastante institucionalidad, Hernández Mollar apeló a los grandes hitos completados con él al frente y destacó, entre otros, la puesta en marcha de la subdelegación de extranjería y se congratuló por haber podido dosificar la caída de la inversión estatal para la provincia a pesar de las necesarias políticas de ajuste.

El inciso en su discurso llegó cuando Hernández Mollar hizo alusión a lo que subrayó como «uno de los días más tristes de su vida» en referencia a la muerte de Francisco Díaz. El agente de la Policía Nacional en cuestión fue apuñalado el año pasado en las inmediaciones de Carretera de Cádiz. En plena alborada de recortes que están afectando a todos las fuerzas y cuerpos de seguridad, Hernández Mollar se dirigió al delegado del Gobierno, Antonio Sanz, con el expreso deseo de que éste luche por conseguir un aumento en las retribuciones económicas para los agentes de la Policía y Guardia Civil. «Es necesario que sus retribuciones sean más acordes con sus riesgos», precisó.

Aunque repartiera palabras de agradecimiento para todos sus colaboradores más estrechos, quiso destacar al jefe de Gabinete, Miguel Mayorga, a quien se refirió como «mozo de espadas».

En alusión directa a quien ha sido subdelegado en Málaga durante más de una década, el actual delegado del Gobierno, Antonio Sanz, tomó la palabra para destacar la «vocación de servicio público» de Hernández Mollar y repasó a continuación su vasto currículum acumulado durante más de 40 años como político. «Puedes y debes sentirte muy orgulloso de estos años de servicio público», reseñó Sanz. «Has sido y eres un ejemplo de buen servidor público y de buen español», añadió.

El nuevo subdelegado, Miguel Briones, tomará posesión del cargo el viernes 4, independientemente de se celebre con posterioridad un acto de toma de posesión. El acto finalizó con un cocktail que se sirvió en los pasillos interiores de la subdelegación del Gobierno y que puso de relieve el carácter festivo del que disfrutaron los numerosos representantes públicos.