­La Fiscalía de Málaga pide en sus conclusiones provisionales 15 años de prisión para un vecino de la plaza de la Biznaga de la capital -en la confluencia de los barrios de García Grana y Los Palomares- que mató a otro a puñaladas, delante de su hijo de 11 años y del de la víctima, de solo cinco años, el 19 de marzo de 2012.

Según consta en la calificación fiscal, el acusado tenía una mala relación con su vecino, S. J. H., de 30 años de edad. Así, sobre las siete de la tarde del día de autos salió de su casa en compañía de su hijo de 11 años, cuando se encontró en el rellano de la quinta planta con el perjudicado, el cual iba a su casa.

«Al encontrarse ambos, iniciaron una discusión verbal, momento en el que el acusado accedió a su domicilio y cogió un cuchillo de 23 centímetros de largo, mango de 11 y hoja monocortante de 12 centímetros de largo y 2,3 de anchura, a la vez que decía a la víctima que lo iba a pinchar».

Acto seguido, el fallecido se introdujo en su domicilio ante las súplicas de su esposa, mientras que el acusado, «lejos de deponer su actitud, continuaba gritando y diciéndole a aquel que saliese, comenzando a llorar el hijo de cinco años de edad del fenecido, momento en el que éste, a través de la puerta, le decía al encausado que mirase lo que le estaba haciendo a su hijo, alentándole el encartado para que saliese».

Ante tal actitud, el perjudicado salió de su casa, tras lo que volvieron a discutir, «llegando a las manos sin causarse lesiones, momento en el que el procesado, con una clara intención de matar a su oponente, y delante tanto de su hijo menor de edad y del hijo de la víctima, también menor, y de la mujer de este, sacó de forma sorpresiva el citado cuchillo de la parte trasera del pantalón y le asestó un total de cinco puñaladas, mientras le decía: ´Te voy a matar, te voy a matar».

De las puñaladas, tres las clavó en el tórax y dos en la pierna, «todo ello mientras el perjudicado trataba de acceder a su domicilio para pedir ayuda desde la ventana, desplomándose al abrir la puerta de su casa, cuando acudieron diversos amigos a socorrerlo». Murió en una hora.

El acusado, tras agredir al fenecido, se fue a la calle y luego volvió a por las gafas, a la vez que decía a las personas que estaban auxiliando al fallecido «que se lo había buscado por meterse con él, mientras limpiaba el cuchillo, marchándose nuevamente a la calle». Una vez allí, el procesado fue increpado y golpeado por varios vecinos, que lo detuvieron hasta que llego la policía. El arrestado tenía sus cualidades intelectivas intactas.