­ ¿Se acuerdan cuando la ciudad vibró con el debate de la posible elección de la tuneladora para construir el metro? Fue en 2005 y, durante unos meses, cualquier conversación de bar giraba sobre este tema tan técnico. Un informe de uno de los mayores expertos en construcción de túneles zanjó el debate. No era recomendable. Diez años después un vecino desempolvó la petición para hablar del tramo de la Alameda y echar en cara que no se hubiese utilizado en el resto del trazado. El debate lo zanjó el gerente de Proyectos y Obras de las líneas 1 y 2 del metro de Málaga, Miguel Ángel García Cañizares, quien argumentó las opiniones de varios expertos que desaconsejaban su uso en un terreno con tanta agua como el de Málaga. Por un momento, regresamos a 2005.

El debate sobre la tuneladora se volvió a vivir durante un encuentro organizado por la Agencia de la Obra Pública de la Junta de Andalucía (AOPJA) para explicar las obras del metro bajo la Alameda. Acudieron representantes de 15 colectivos de vecinos y comerciantes, así como muchos a título individual. Más allá de la tuneladora había dos preocupaciones básicas entre los asistentes: el cumplimiento del plazo de 15 meses de afección a la superficie y cómo quedaban los desvíos de tráfico.

La primera cuestión se resolvió con dudas. Imposibles de eliminar, de hecho, ante la posibilidad de que haya algún imprevisto. Por lo pronto van a hacer unas catas arqueológicas para descartar sorpresas, en la medida de lo posible. Sin embargo, García Cañizares insiste: «es sólo una previsión».

Respecto a los desvíos de tráfico, había preocupación en los comerciantes del mercado de Atarazanas y del entorno de los paseos de Reding y Príes sobre si se mantenía el tráfico. Las dudas fueron despejadas positivamente. También hubo quejas sobre el peligro de perder aparcamientos en Juan de Austria -que se aseguró que se repondrían- y en la calle Gutenberg, ya que se ha ampliado en un carril de circulación.