­La histórica enemistad entre Málaga y Sevilla luce el pelo gris y tiene la cara poblada de arrugas. Surgida al calor del folclore y potenciada por las instituciones, se tradujo en un recelo mutuo que se ha ido encallando y ha hecho que constantemente salten chispas entre las principales capitales de Andalucía. Una enemistad que ha adquirido materialidad a través de la prosa incendiaria entre políticos de diferentes instituciones y que debería de tener los días contados. Eso es, al menos, el objetivo con el que se constituyó el pasado mes de febrero la Unión Cívica del Sur de España (Civisur) y que ayer se presentó en sociedad. Todavía en una fase embrionaria, Civisur aglutina a unos 40 profesionales de Málaga y Sevilla, procedentes de diversos sectores y que cree firmemente en los beneficios de una estrecha colaboración entre ambas capitales, que juntas, representan el 44 por ciento del PIB regional.

«Queremos convertir dos potencias en una única», avaló ayer José Rodríguez de la Borbolla una primera hoja de ruta destinada a buscar puntos de encuentro entre ambas ciudades que puedan traducirse en la proyección de medidas concretas. Quien fuera presidente de la Junta de Andalucía es sólo uno de los coordinadores de las cuatro comisiones de trabajo que se han creado para encontrar potentes elementos de vertebración. Presidida por los exalcaldes de Málaga y Sevilla, Luis Merino y Manuel del Valle, Civisur está centrando en estos momentos su actividad en las cuatro comisiones de trabajo que la integran y que se centran en las áreas de infraestructuras e industrialización, urbanismo y ordenación del territorio, ciudad cultura y turismo y, finalmente, universidad e investigación.

En vista de la oscura lucha del pasado por reivindicar la supremacía de cada ciudad a nivel individual, para Civisur el modelo económico y turístico del futuro pasa por una cooperación trascendental entre ambas capitales. Insistiendo en todo momento en la capacidad de la sociedad civil para alumbrar a unas instituciones públicas, empantanadas frecuentemente en rencillas políticas, se planteó una de las propuestas estrella de la asociación. En este caso, la voluntad de poner en marcha un programa de promoción para reforzar la identidad como capitales de ambas ciudades a escala europea. En el caso de Málaga, como capital del Mediterránea y en el de Sevilla, como capital latina. Una capitalidad, en el caso de Málaga, basada según De la Borbolla, en el hecho de que «ninguna ciudad ha recibido tantas influencias culturales». Irremisiblemente a la sombra de Barcelona, esta promoción estaría enfocada a revertir la situación en un largo plazo. Para la promoción turística, una de las ideas prevé la creación de una página web de promoción conjunta para ambas ciudades. De la Borbolla, habló en la presentación de Civisur de «campañas duraderas en el tiempo» y se obstinó en no avanzar muchos más proyectos concretos a la sazón de «no querer crear falsas expectativas». Aunque sí aseguró contar con el apoyo de las instituciones, en concreto con el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, y su homólogo de la capital hispalense, Juan Espada.

En la comisión de universidad e investigación, que está bajo la supervisión del catedrático malagueño Daniel Carrasco, se están sondeando posibilidades para apoyar el trabajo conjunto de los investigadores de la UMA y de la US. Para ello, se creará un premio al mejor grupo de investigación de ambas universidades. También en este sentido, se creará un máster de postgrado entre ambas universidades. En cuanto a infraestructuras, el principal objetivo es mejorar la accesibilidad terrestre y para ello el exregidor de Málaga, Luis Merino, apuró a la necesidad de ampliar la conexión por autovía con la capital hispalense.

La asociación cuenta en Málaga con miembros tan destacados como el presidente de Mayoral, Rafael Domínguez de Gor, el presidente de Sando, José Luis Sánchez, el vicepresidente de la Cámara de Comercio, Juan Cobella Ruíz o el presidente de la Patronal Andaluza de Energías Renovables, Mariano Barroso.