El milagro de la navidad está cada vez más cerca. Con todo lo que conlleva. Las calles del centro histórico llenas de bullicio, con niños y adultos asombrándose con la iluminación en Larios, como en los mejores cuentos de Charles Dickens, y con un largo puente tocando a las puertas de la ciudad. A medio camino entre las primeras compras navideñas y la degustación de un caldo caliente, lo único que falta para el culmen de la estampa sería un golpe de nieve para empolvar de blanco a la ciudad. Una ingenuidad, en todo caso, en una ciudad que lleva el buen clima por bandera, pero no renuncia a contagiarse del espíritu navideño, como demuestran las siguientes imágenes.