­El indigente alemán que asesinó a un policía nacional apuñalándolo en el pecho en la tarde del 21 de mayo de 2014, en la zona de la Carretera de Cádiz, aseguró ayer, en el primer día de juicio que se sigue contra él por estos hechos, que no recuerda nada de lo ocurrido.

De hecho, S. R. presentaba ayer un aspecto mucho mejor que cuando su imagen ocupó las portadas de diversos medios: ha engordado varios kilos, pues de la calle ha pasado a estar recluido en un psiquiátrico penitenciario de Córdoba. El fiscal, de hecho, pide para él 34 años de internamiento al considerarlo inimputable, puesto que el día de los hechos sufrió una enajenación mental. El germano arrastra una esquizofrenia agravada por su politoxicomanía y el alcoholismo. Era muy conocido en el entorno de la calle Frigiliana por su mal carácter y cuenta con muchos antecedentes.

De cualquier forma, más allá de que S. R. no se acordase de nada, en el primer día de juicio declararon los compañeros del joven policía nacional asesinado, Francisco Díaz, de 33 años. Los tres que lo acompañaron en la intervención a las siete de la tarde del 21 de mayo de 2014 se mostraron muy afectados, y uno de ellos no pudo soportar la declaración y rompió a llorar. Paco, como lo conocían sus compañeros, era muy querido en el cuerpo.

Uno de los agentes indicó que, cuando llegaron a la calle para buscar al indigente, que estaba en busca y captura, lo vieron pasar por la acera y se metió en un bazar chino. «Es el primero -un compañero- que para a esta persona, le pide que le dé la documentación y se pone muy agresivo, a bracear y a intentar zafarse, tratamos de reducirlo pero nos empujó», afirmó.

Cuando huyó desde el fondo de la tienda, este funcionario pudo percatarse de que llevaba un cuchillo en su manga. En ese momento, Paco, que se había retrasando aparcando la furgoneta, está justo en la puerta. El alemán huye. Él dijo: «Paco, cuidado. Paco, cuidado». «Esta persona le da una puñalada, muy violenta, sorpresiva, no le dio tiempo ninguno a defenderse».

Este policía salió tras él y fuera, otro de los compañeros de Paco persiguió al alemán, que primero fue en dirección a la playa y lo acometió en dos ocasiones con el cuchillo. Luego, se dio la vuelta y este funcionario disparó ante los ataques del indigente. «Hace ademán de venir a por mí con el cuchillo y yo efectúo un disparo. Pasó por mi lado sin hacer caso a mi situación». Acto seguido, se metió en otro comercio, donde fue reducido, pero logró escaparse y ya pudo ser engrilletado por varios de los funcionarios. «Todo fue muy rápido. Vi cómo le golpeaba el pecho» al fallecido. Otro de sus compañeros también reveló el violento carácter del alemán. «Hubo un gran forcejeo al ser reducido, pero daba patadas, puñetazos», indicó.

El más afectado de los tres funcionarios policiales señaló que él se quedó dentro de la furgoneta y que dos de sus compañeros se bajaron a detener al alemán. Luego bajó el fallecido. «A los segundos de bajarse Paco, lo veo en la puerta, con las manos en el pecho y me dice ayúdame». Luego, el agresor salió corriendo tras el acusado, le dio el alto, pero le acometió con el cuchillo. Él le disparó. «Por miedo de que volviera a apuñalar a Paco volví a disparar», señaló.

El alemán entró en otro comercio de la calle Frigiliana y varios agentes lo redujeron. Este policía vio el cuchillo y le dio una patada para que no pudiera ser usado por el atacante. «Salí a socorrer a Paco, estaba en la puerta, intenté ayudarlo, se acercó un chico que era enfermero, me quité la camisa, le taponé la herida y esperé a la ambulancia», señaló este agente, que además aclaró que el procesado lo atacó en varias ocasiones con el cuchillo.