Hubo un tiempo, en pleno franquismo, en el que la Costa del Sol fue una isla en la que se toleraron costumbres, modas e incluso una arquitectura que eran impensables en el resto del país y que trajeron un soplo de modernidad, como muestra una exposición que se inaugura hoy en Málaga.

"El turismo europeo de elite iba a Agadir, en Marruecos, pero hubo un terremoto allí y a principios de los años 50 descubrió la Costa del Sol", ha relatado a Efe el artista Diego Santos, promotor de la idea de la exposición "Museo del Relax" a partir de su libro de 1987 "El Estilo del Relax".

La muestra conmemora los veinte años de los estudios de Turismo en la Universidad de Málaga y permanecerá instalada en su Rectorado hasta el próximo 30 de enero.

"La Costa del Sol era un gueto de libertad, porque se permitían muchas cosas prohibidas en el resto de España, como el inicio del ambiente gay", ha señalado Santos.

Ello atrajo a lugares como Torremolinos a la aristocracia, especialmente "a las ovejas negras de las grandes familias europeas, una gente muy divertida, moderna, con dinero y con ganas de pasarlo bien".

Para contentar a esa clientela internacional, los arquitectos también se esforzaron por "exagerar" en lo que se ha llamado una "modernidad enfática" y crearon en la zona "un estilo andaluz pasado por el filtro del cine de Hollywood, con edificios parecidos a algunos que se pueden ver en Las Vegas".

Sólo así se entiende que se llegara a construir el Bazar Aladino, un edificio que parece un barco varado en mitad de Torremolinos y que todavía se conserva, mientras en España predominaba la arquitectura racionalista.

"Los monumentos ya no eran las catedrales ni los teatros romanos, sino que empezaron a ser las gasolineras, los hoteles, los depósitos de agua o los cines", resalta Diego Santos.

Como apunta la comisaria de la exposición, Tecla Lumbreras, era "una arquitectura moderna adaptada al gusto local", que paradójicamente en la época se consideraba "de mal gusto, por ser muy exagerada, con esas piscinas con forma de riñón, la formica o todo el mobiliario", coherente con la modernidad del edificio.

Para ilustrar este fenómeno, una selección de fotografías procedentes del archivo gráfico de la Agencia Efe da cuenta de la extensa nómina de visitantes ilustres que conocieron la época dorada de esta Costa del Sol incipiente antes de que llegara el turismo de masas.

Con unas gafas de sol que resumen toda esta modernidad, Audrey Hepburn asiste a los toros junto a su marido Mel Ferrer, mientras que en otras fotos se ve el paso de estrellas como Frank Sinatra, Kirk Douglas, John Lennon, Raquel Welch, Sofía Loren, Gina Lollobrigida, Rock Hudson, Deborah Kerr, Aristóteles Onassis, Rainiero y Grace de Mónaco, la princesa Soraya o Esther Williams.

Junto a las fotografías, carteles de películas que se rodaron en la zona y dejaron testimonio de paisajes hoy irreconocibles, pertenecientes a la colección con más de 4.000 ejemplares reunida en los últimos 55 años por el actor Lucio Romero, y que se inicia con títulos desde la década de los 20.

Maureen O'Hara trabajó en un filme titulado "Contrabando en Málaga"; el cómico Louis de Funes protagonizó "Vacaciones en Málaga", cuyo cartel estuvo prohibido en España por las chicas en bikini que mostraba, y Sinatra rodó "El coronel Von Ryan" en un turbulento paso por la Costa del Sol, detención incluida.

En clave nacional, José Luis López Vázquez y Gracita Morales compartieron reparto en "Objetivo Bi-ki-ni", Alfredo Landa dejó para el recuerdo "Manolo La Nuit" y Juanjo Menéndez fue "El abominable hombre de la Costa del Sol".

La exposición dedica toda una sala al legado que dejó el paso del poeta y dramaturgo francés Jean Cocteau, que resumió en una carta de 1961 lo que había hallado en aquella Costa del Sol: "Por fin hemos descubierto una especie de Paraíso Terrenal rodeado de olivos, higueras y flores, entre la montaña y el mar en el que me baño".