La Navidad es ya una realidad y muchos niños ya han escrito su correspondiente carta a los Reyes para que Sus Majestades tengan tiempo para encontrar lo que miles de pequeños solicitan estos días. Entre los aparatos tecnológicos y el merchandising del personaje de moda se cuela siempre una petición que no decae aunque pasen los años: una mascota.

Los niños aprovechan esta época del año para pedir que un nuevo miembro se incorpore a casa. Los animales siempre acaparan la atención de los pequeños y los gatos o perros son los que más gusta para tener estos días. Un estudio de la Fundación Affinity desvela que el 50 por ciento de los niños españoles reconocen haber pedido un perro o un gato a los Reyes, o en su defecto, Papá Noel.

Ellos ven a un compañero de aventuras, alguien con quien pasar el tiempo, pero a veces eso lleva a que el trato hacia ellos denote irresponsabilidad. De hecho, el 98 por ciento de los niños asegura tener claro que los animales no son juguetes. El primer concepto que asocian los menores a sus futuras mascotas es el de «cuidar», seguido por «jugar» y «alimentar», según el estudio.

Pero ¿los padres qué deben hacer? Si la familia se decanta por hacerse con un nuevo miembro y regalar un perro por las fiestas debe saber que es una responsabilidad que trae consigo compromiso y obligaciones tras informarse sobre cuáles son los cuidados que requiere el animal, afecto o qué tipo de actividad le viene bien realizar.

La presidenta de la Protectora de Plantas y Animales de Málaga, Carmen Manzano, detalla que durante esta época del año no se hacen más entregas de lo habitual pero sí se buscan más cachorros que durante otros meses. Regalar un animal es un gesto dulce que muchas veces se convierte en algo amargo cuando el perro empieza a crecer y muchos optan por devolver el animal o deshacerse de él sin piedad. «Ayer mismo nos entraron dos dálmatas de algo más de ocho meses que seguro que fueron regalos de Navidad o Comunión», explica Manzano.

Son muchos los que se dejan guiar por las apariencias para hacerse con uno u otro sin tener en cuenta aspectos tan esenciales como el tamaño, posibles enfermedades que pueden desarrollar a lo largo de sus vidas o la energía que necesitan gastar, según su metabolismo.

Para ello, la Protectora hace un test inicial y conoce el tipo de vida de los futuros adoptantes y aconsejan qué perro puede venir bien en casa. La propia Carmen Manzano detalla que los bull dog son algunos de los favoritos para entrar en casa y muchos se deshacen después de ellos porque presentan problemas de dermatitis. «Los bulldog franceses también tienen problemas de dermatitis y hay que saber secarlos bien. De no ser así, les pueden salir hongos» matiza.

Para las familias que estén pensando en regalar al pequeño de casa un perro recomienda los golden o boxer. Son perros muy «niñeros» que establecen buena relación con los niños aunque asegura que cualquier perro con una buena educación puede estar en un entorno infantil.

Los sharpei o cocker tienen un carácter más dominante y si alguien se decanta por estas opciones debe tener en cuenta que se debe ser constante en su educación para que entiendan que el que manda es el dueño.

«Para cada persona hay un perro», explica la presidenta quien añade que para aquellos que sean más independientes, no estén mucho en casa ni apenas tengan tiempo para sacarlos a la calle les recomienda un gato.

Gastos fijos

Adoptar un perro cuesta 90 euros en la protectora y el animal que se lleva la familia ya va desparasitado, vacunado, con chip y castrado, pero eso no es todo. El animal supone un gasto y necesita atención. Hay que sacarlo a pasear, desparasitarlo cada tres meses, comprarle un pienso de calidad para evitar problemas mayores y vacunarlo anualmente de la rabia. «El animal es uno más en casa, necesita algunos cuidados y cuando se ponga enfermo o suceda algo hay que llevarlo al veterinario», recuerda Carmen Manzano.

Tener un animal en casa es una experiencia única que merece una reflexión previa para saber si van a poder cumplir ese compromiso con el animal. La Navidad del año que viene deben seguir en casa, con su familia y no en un centro de acogida. «En la protectora ya son 900, no pueden venir más», sentencia la presidenta.