Félix Ortega señala una placa con tuercas atornillada al terrizo. «Con este hierro se han roto tres o cuatro cárter del coche». Este vecino de la calle Zurbarán se encuentra en medio del descampado que hay enfrente de su casa y que es utilizado como aparcamiento junto al Cementerio de San Miguel, un Bien de Interés Cultural en cuya tapia los desaprensivos echan montañas de escombros, mientras a pocos metros se observan bolsas de basura y según este vecino, tampoco faltan las ratas. «Y cuando llueve, como esto se pone como un barrizal hay mosquitos».

Hace algo más de dos años Félix Ortega compró su casa y ya está arrepentido: «Haces la inversión más grande de tu vida y aquí estás, comiendo polvo. Los niños no tienen espacio y encima, la molestia de los perros del parque canino».

Begoña García, que vive desde 2010 muy cerca, junto a su pareja, Juan Manuel Sierra, explica que «a Raúl Jiménez, el concejal de Medio Ambiente, le mandamos fotos y una vez al año viene Limasa y limpia esto, pero no es la solución, no pido que lo pongan precioso pero por lo menos que se asfalte». Además, considera inexplicable la presencia de una loma de tierra al final del terrizo. «Cuando llueve esto es horrible», resume Juan Manuel Sierra.

A este respecto, Félix Ortega muestra el lavado de cara de la plaza del Patrocinio, la parte delantera del cementerio. Los vecinos querrían algo parecido para el lateral que da a la calle Zurbarán.

Parque canino. Y les sigue provocando dolor de cabeza el ladrido de los perros del parque canino de Olletas, a pocos metros de sus viviendas y de San Miguel, en una zona rodeada de bloques. Félix Ortega, que por su trabajo ha tenido que examinar la mayor parte de los parques caninos de Málaga y Cádiz, subraya que «no hay ni uno a la distancia de los bloques de vivienda de éste». Además, dice sentirse «engañado» porque se animó a comprar el piso «cuando el alcalde dijo que iba a quitar el parque canino». Ahora, su hija tiene que irse a casa de la abuela a estudiar, por culpa de de los ladridos. Y no es la única perjudicada.

«Primero dijeron que se trasladaba, Raúl Jiménez nos lo dijo personalmente y nos sentimos superengañados», destaca Begoña García.

«Estamos intentando mover el asunto ante el Defensor del Pueblo Andaluz», apunta Félix.

Ayuntamiento. El concejal de Urbanismo, Francisco Pomares, respondió ayer a los vecinos informándoles de que en el terrizo se amplió el huerto urbano, a un lado de la loma y de que la urbanización del sector «está pendiente del desarrollo de un plan especial para ejecutar lo que recoge el PGOU».

Por su parte, el concejal de Medio Ambiente, Raúl Jiménez, destacó que la parcela se limpia siempre que lo pide el distrito. «No hay un límite de veces al año», precisó y destacó que está prevista la limpieza, «a la espera de que la policía ponga las cartelas de prohibido aparcar para que se facilite la limpieza y pueda hacerse a fondo».

Con respecto al parque canino, indicó que no se ha encontrado «una parcela en el entorno para su traslado», por lo que el Ayuntamiento ha optado por remodelarlo «y en la reforma intentaremos que se traslade el menor ruido con un muro». El Consistorio aguarda una infografía «para verla con vecinos y usuarios del parque canino».