La oleada de personas que huyen de países en conflicto no cesa. Vienen a España desde Siria, Ucrania o países africanos, desesperados por buscar un futuro mejor y poder vivir en unas condiciones que apenas se intuyen en sus lugares de origen. Y cada vez son más lo sirios y ucranianos que vienen a nuestro país por los conflictos bélicos que sufren en sus territorios.

El responsable de refugiados en Cruz Roja Málaga, David Ortiz, asegura que este movimiento cada vez es mayor y en la época veraniega aumenta aún más. «Nosotros nos encargamos del área de inmigrantes por costa porque tienen derecho a protección internacional», explica. Además se ocupan de montar un hospital de campaña donde analizan el estado de salud de la persona. Si se encuentran estables se trasladan a centros hospitalarios para que reciban atención sanitaria. «Nuestro equipo de atención social los acompaña a los hospitales. Allí se les pregunta de dónde vienen, cuál ha sido la ruta que han tomado, si ha habido víctimas, quiénes son menores o si en este grupo venía alguna mujer embarazada», comenta Ortiz.

La protección internacional que facilita Cruz Roja es un beneficiario para todos aquellos refugiados que viene a España. Según explica Ortiz, muchas de estas personas desconocen sus derechos y no saben que por venir de un país en conflicto «pueden solicitar la protección internacional para que puedan quedarse un tiempo aquí». Los solicitantes de protección internacional aumenta cada año. En 2015 hubo cerca de 1.000 solicitudes. Ortiz detalla que en lo que resta de año esta cifra aumentará entre un 20% y un 30%.

En Málaga, los casos de Omar Jamoul y Dmytro Vikhrov y su familia son muy parecidos entre sí y a la situación general que detalla David Ortiz. Tanto Jamoul como Vikhrov emigraron a España huyendo de la continua guerra en los territorios sirios y del conflicto que surgió entre Rusia y Ucrania hace tres años.

Omar es del sur de Damasco. Él ya previó lo que se acontecía en su país. aunque señala que allí no es tan grave como en otras partes de Siria, y decidió emigrar a España. «Vine para terminar mis estudios de música. Primero estuve en Granada, en el Conservatorio Superior de Música de allí, y finalmente vine a Málaga a terminar el último curso». En un principio, Omar pudo quedarse en España gracias a su visado de estudiante. Una vez que dejó los estudios pudo pedir la protección internacional. «Yo no tenía idea de esto, y gracias a Cruz Roja me lo explicaron detalladamente y solicité la protección», relata.

Dmytro Vikhrov y su familia llegaron a Madrid hace tres años. Dejaron en Ucrania su trabajo, su casa y el resto de su familia huyendo de la guerra que se gestaba allí. «Nosotros vivíamos muy tranquilos. Mi hijo era pequeño, y tanto mi mujer como yo trabajábamos. Yo era gerente de ventas en una empresa y mi esposa era profesora de universidad. Nos fuimos básicamente porque buscábamos seguridad. Cada día, cada minuto que pasaba era peor estar allí», recuerda Dmytro.

La familia Vikhrov pensaba quedarse un tiempo en España hasta que todo se arreglase en su país. Al poco tiempo, su casa fue destruida por la guerra y allí no les quedaba casi nada. «Mi hijo estaba aquí feliz, mi esposa tiene trabajo desde septiembre de 2015 y yo a partir del 1 de julio comienzo a trabajar. ¿Por qué volver? Aquí estamos mucho mejor», afirma Dmytro. En la capital española estuvieron cerca de 9 meses.

Al igual que le pasó a Omar Jamoul, la familia Vihkrov desconocía por completo la protección internacional. «En Madrid estuve trabajando en una empresa, pero necesitaba tener el carnet de conducir español, pero no lo tenía. No teníamos ni los papeles de residencia ni nada», recuerda Dmytro. Es en esta situación cuando Cruz Roja intervino y ayudó a la familia ucraniana.

Omar trabaja como guitarrista y gracias a una ayuda puede mantener un piso compartido. La familia Vikhrov vive en el centro de refugiados de Málaga y son felices. Ni Omar ni la familia Vihkrov tienen pensado volver a sus países de origen, ya que ahora consideran que han encontrado un lugar donde estar a salvo.