Eran los tiempos de la Expo de Sevilla y las Olimpiadas de Barcelona cuando el Ayuntamiento decidió asfaltar la calle Oboe, en la barriada de Monte Dorado. Sin embargo, la obra no pudo terminarse hasta el final. Como recuerda Antonio Perea, vecino de la calle, «cayeron piedras para abajo, llamaron a la policía y los guardias dijeron que no se podía seguir, así que el encargado puso una regla en el suelo y dijo: hasta aquí hemos llegado».

24 años más tarde, el lugar que marcó el encargado sigue como entonces: a continuación hay 40 metros de tierra. El final de la calle Oboe sigue siendo un terrizo polvoriento.

«Esto en el verano es polvo y en el invierno, barro», resume Antonio Perea, mientras que otro vecino, que prefiere no dar su nombre, cuenta que, «en invierno, el barro se lo llevan los coches pegado a las ruedas y cuando se seca tenemos más, además, en verano estamos con las ventanas cerradas totalmente y hasta por la noche hay que tenerlas así porque de vez en cuando vienen por aquí para hacer botellón».

A su lado está Conchi Montañez, que recuerda que vive en esta calle y que su hijo tenía dos años cuando las obras municipales dejaron el tramo sin asfaltar, por eso no entiende que en estos 24 años nadie las haya completado.

«La excusa de siempre han sido los presupuestos, se ríen de nosotros», considera el vecino, que explica que en 2013 recogieron firmas para volver a solicitar esta pequeña actuación.

La respuesta de Urbanismo fue que las obras en la calle Oboe había que incluirlas en el plan especial de urbanización (PERI) del barrio, por el que los vecinos aportarían la cesión obligatoria y gratuita de todos los terrenos y abonarían los gastos correspondientes. La carta de Urbanismo terminaba informando de que «en próximas fechas» estaría redactado el proyecto de urbanización «y se iniciarán el desarrollo del procedimiento que permitirá la ejecución de la urbanización».

Para el vecino antes mencionado, debería ser prioritario arreglar este pequeño tramo, desgajado del plan. En cuanto a este, «vamos a hacer la cuenta, porque los vecinos somos propietarios de 38.500 m2 y el Ayuntamiento tiene 72.000 m2, ¿quién tendrá que pagar más?», se pregunta.

Además, critica que desde que recibieron la carta de la Gerencia de Urbanismo, en marzo de 2013, el Ayuntamiento haya hecho caso omiso a las firmas de los vecinos y urbanizado calles que, a su juicio, tenían menos prioridad. En concreto, cerca de 800 metros de la calle Distancia, unos 400 metros de la calle Distinción, pero también actuaciones en las calles Fagot y Actualidad, mientras que la petición más antigua, de 1992, se aparca en un cajón. «Es la más antigua y la que más nos está afectando, porque por ejemplo la calle Distancia no tiene tráfico», señala.

Además, el arreglo de estos 40 metros finales de la calle Oboe acabaría con el aparcamiento sin regular que obstruye al camión de la limpieza: «Al estar asfaltada ya hay una ordenación para aparcar los coches porque ahora mismo, cuando llamas a la policía, te dicen que no pueden actuar porque está terrizo».