­En una jornada calurosa pero espléndida, miles de malagueños se congregaron ayer en los alrededores de la Catedral para arropar como cada 8 de septiembre a la Patrona de la ciudad, la Virgen de la Victoria, en su desfile procesional de regreso a su santuario. Poco antes del inicio de la procesión, junto a un patio de los Naranjos repleto de fieles, la Banda Santa María de la Victoria interpretó En tu regazo arrancando los aplausos de los asistentes y pocos minutos después, al filo de las siete y media de la tarde, se abrían las puertas del templo para dar inicio a un cortejo en el que la imagen de Santa María de la Victoria estuvo también acompañada por una nutrida representación tanto de las cofradías de Pasión y Gloria de la ciudad como de la Diputación Provincial y el Ayuntamiento de Málaga.

Antes, por la mañana, tuvo lugar a las 11.30 horas una misa estacional presidida por el obispo de la diócesis malagueña, Jesús Catalá, en la que impartió la bendición papal. Seguidamente, se realizó ante una enorme imagen fotográfica de la Virgen una ofrenda floral en la fachada principal de la Catedral, junto a la plaza del Obispo. El evento, en el que participaron diferentes coros y grupos de baile, estuvo organizado por la Asociación Pro Tradiciones malagueñas La Coracha y muchas de esas flores sirvieron para engalanar luego el trono de la Virgen.

Un respaldo multitudinario

Los actos matutinos fueron el precioso anticipo de una procesión vespertina que contó un año más con un multitudinario respaldo del pueblo. Las puertas catedralicias se abrieron a la hora programada. En ese instante, Bomberos se puso en marcha por la calle San Agustín tocando Cristo del Amor, entre el aplauso de todos los malagueños y visitantes extranjeros que abarrotaban las inmediaciones. Tras una primera representación de las cofradías, marchaba la banda Santa María de la Victoria y, después de un nuevo tramo de representantes de hermandades, la Banda Municipal de Música, que arrancó con La Pilarica.

Las autoridades políticas presentes en la procesión fueron numerosas. El presidente de la Diputación, Elías Bendodo, estuvo acompañado de numerosos diputados provinciales, mientras que el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, asistió junto a otros miembros de la corporación, entre ellos Juan Cassá y Mari Carmen Moreno. En el cortejo, también estaba representada la Agrupación de Cofradías de Semana Santa, encabezada por su presidente, Pablo Atencia.

Apenas pasadas las ocho de la tarde, entre una marea de incienso se hizo a la calle la Virgen de la Victoria, coreada por el repique de campanas de la Catedral y cubierta por una lluvia de pétalos de flores que arrancó un enorme aplauso entre los presentes.

La Banda de Música de la Expiración marchaba detrás del trono de la Patrona de la ciudad, donde también se situaba el obispo, Jesús Catalá. El paso de la Virgen por San Agustín y la hermosa curva a la calle Duque de la Victoria, que recibió también fuertes elogios, se hizo al son de Málaga a su Virgen de la Victoria, interpretada de forma majestuosa. De inmediato le siguió Virgen del Amor Doloroso, marcha con la que la talla, a hombros de sus 168 portadores, recorrió la citada vía y enfiló la plaza del Siglo. El recorrido continuó con A la Virgen de la Victoria, al paso por la calle Granada de camino a la plaza de la Constitución.

Balcones engalanados

El calor no amilanó a los malagueños, que se acercaron fielmente a acompañar a la Patrona en su día, muchos de ellos abanico en mano. Las calles del Centro Histórico se engalanaron un año más para la ocasión: reposteros, mantones y colchas se dejaban ver en muchos balcones del recorrido. También algunas cofradías adornaron su casa hermandad al paso de la Patrona, caso de Jesús El Rico. El trono de la Virgen recibió a su paso varias petaladas: una a la salida, otras dos en la calle Císter, otra en Molina Lario junto a la Catedral y una más que se realizó en la calle Larios. Además, varios negocios de hostelería hicieron ofrendas florales consistentes en pencas de biznagas en honor a la Patrona de Málaga.