Al poco rato de usar guantes, Juan Félix Guerra decidió quitárselos y seguir lavando y limpiando con sus manos desnudas a los tetrapléjicos próximos a la ciudad india de Trissur. «Los guantes me resbalaban con el jabón y no quería que se me cayera ninguna criatura», explica.

En ese centro de tetrapléjicos y personas con serios daños cerebrales, muchos de ellos abandonados por sus familias, no hay grúas para levantarlos, todo se hace a pulso. Juan Félix, por cierto, duerme en una tabla y se levanta todos los días a las 5.30 de la mañana. En los pocos ratos libres que le deja el trajín diario, visita orfanatos para ayudar en lo que puede.

Así es el día a día durante tres semanas de sus vacaciones de agosto, pagadas de su bolsillo, del jefe comercial de Unicaja. Cuando no está al frente de 990 trabajadores y 200 oficinas de la provincia, este malagueño de Arcos de la Frontera, que el próximo sábado cumplirá 60 años, se desvive por trabajar por los demás, aunque le reste importancia y no busque protagonismo alguno.

Porque su carrera en la banca -la inició en 1979 en el Banco de Bilbao- la ha ido compaginando con actividades solidarias de forma ininterrumpida desde 1993, cuando entró a ayudar en las Hermanitas de los Pobres. «Al principio iba a a clasificar ropa, medicamentos y a ayudar en el teatro y poco a poco me empezaron a pedir cosas, me fui integrando y al cabo de cinco años me ofrecieron echar una mano con personas que eran dependientes al cien por cien». Todos los viernes por la tarde, de 7 a 9, Juan Félix continúa con esta labor.

Y hace cuatro años, en 2012, decidió fundar en su pueblo natal la ONG Arcos Solidaridad y Cooperación, un alivio para un municipio de 31.000 habitantes y más del 40 por ciento de paro. La ONG tiene la sede en un barrio muy necesitado del pueblo y pueden encontrarse desde pañales y enseres para niños hasta ropa para todas las edades. Arcos Solidaridad y Cooperación también ofrece becas escolares, material para el colegio, ayuda para familias con autismo en la sierra norte de Cádiz...

Y por si esto no fuera suficiente, el directivo malagueño ayuda desde el año pasado en Los Asperones y, a través de la ONG, consigue muebles para familias que dejan este barrio de infraviviendas para realojarse en otra parte de Málaga o les paga el ITV y el seguro del coche a familias que recogen chatarra.

«El 80 por ciento de mi tiempo libre lo dedico a ayudar todo lo que puedo», confiesa. Una actitud que tiene el apoyo de su mujer y sus dos hijos.

Su labor en tantos frentes también cuenta con la complicidad de muchos compañeros de trabajo y de la Obra Social de Unicaja, que le echa una mano cada año, por ejemplo, para pagar operaciones quirúrgicas en la India o para comprar cunas y colchonetas nuevas para los tetrapléjicos de Trissur.

Juan Félix Guerra se considera cristiano y subraya que ayuda a las personas con independencia de sus creencias. Su secreto, destaca, es «la perseverancia». «Yo doy gracias a Dios por tener fuerza de voluntad, dinero y salud suficiente para poder seguir con ganas. Luego, que digan que soy muy bueno, muy santo... me da lo mismo. Donde haya que echar una mano, esa es mi satisfacción», confiesa.

El trabajo constante por los demás ha hecho que este malagueño de Arcos, de origen humilde y que triunfa en su trabajo, relativice «las cosas de aquí para darles el valor que tienen».