«Las zapatillas son cosas muy útiles, a las madres se les quita un apuro muy grande porque es el tiempo de que sus hijos vayan al colegio y se juntan los gastos de los libros y los uniformes. Las veo muy necesarias», resumía ayer sor Raquel, de la orden de las Hijas de la Caridad, que atiende a 563 personas con pocos recursos económicos en El Palo.

El poder ayudar hace casi tres lustros a esta modesta religiosa de 82 años, del colegio de la Milagrosa, en El Palo, ha sido el origen de la campaña Zapatillas Solidarias de reparto de calzado deportivo para niños que cada año realiza la Cofradía de Estudiantes y que, hablando de deportes, ayer superó su propio récord, pues logró repartir 500 pares, cuando en años anteriores había llegado al centenar de zapatillas.

«Son 500 niños con nombres y apellidos a los que les venían muy bien las zapatillas para empezar el curso», resumió ayer Pedro Ramírez, hermano mayor de la cofradía, que hizo balance de la campaña en la Casa Hermandad.

En concreto, los 500 pares, donados por particulares y entidades, han sido repartidos a niños del Palo atendidos por sor Raquel; alumnos de los colegios Severo Ochoa, Rosario Moreno y Sagrada Familia; niños de Huelin; los Ángeles Malagueños de la Noche y a las asociaciones Así es Colombia, Málaga por el Congo, Fantasía en Lagunillas y el colectivo vecinal Lagunillas-Centro.

Una cifra, 500, que ha sido posible gracias a la colaboración del Club de Leones Málaga Ilusión, Bancosol y El Corte Inglés, que ha ofrecido zapatillas de marca a precios entre 20 y 35 euros, «para que nadie se privara de colaborar con el precio», explicó ayer Miguel Villar, que lleva cerca de una década de coordinador de la campaña.

A la clausura de esta campaña solidaria asistió la concejala de Cultura, Gemma del Corral, que además de felicitar a Estudiantes «porque consiguen todo lo que se proponen», aplaudió «la originalidad y eficacia de la campaña», al tratar de conseguir algo tan factible y cercano como unas zapatillas. «Lo que de verdad importa es la inmediatez, lo que necesitan día a día», subrayó.

Por eso, aplaudió a la cofradía «por haber tenido la sensibilidad de ser consciente de una necesidad tan tangible y tan cercana», al tiempo que resaltó, como logro de estas Zapatillas Solidarias, el que la gente «necesita saber dónde va su aportación económica, sentirse protagonista y parte de esa mejora en la calidad de vida de las personas y esta campaña lo consigue directamente».

La cofradía ya prepara el siguiente peldaño de su obra social: la campaña de juguetes de Reyes, con un formato muy parecido, y cuyo destino serán los niños que cuida sor Raquel, que ayer en la casa hermandad recibió el aplauso de los asistentes.

Además, el hermano mayor, Pedro Ramírez, ya tiene la vista puesta en las Zapatillas Solidarias de 2017 y aventura una nueva marca deportiva: «Vamos a intentar que el año que viene, si pueden ser 600 pares de zapatillas, mucho mejor».