Las carreras de Ciencias y las Ingenierías sufren cada año una verdadera sangría de alumnos nada más empezar el primer curso. La fuga de estudiantes en estos grados, plagados de asignaturas denominadas «hueso» es constante y aunque las tasas de abandono se van reduciendo poco a poco, todavía son elevadas. La mitad de quienes empiezan un grado de estas ramas del conocimiento en la Universidad de Málaga lo deja a los pocos meses. Llegan a primero y se encuentran un panorama que no se parece en nada a lo que esperaban. O se sienten incapaces de aprobar por la dificultad de las materias. O son alumnos que se matricularon en estos grados a última hora y porque no tenían nota para más.

Sea cual sea el motivo, las estadísticas de la UMA reflejan que todavía un importante número de universitarios, el 17% de media, decide tirar la toalla el primer año. El vicerrector de Estudiantes de la institución académica malagueña, José Francisco Murillo, reconoce además que la Universidad no «tiene datos» ni ha puesto en marcha ninguna evaluación que permita hacer un diagnóstico de por qué ocurre esto. «No podemos inferir cuáles son las causas porque no tenemos instrumentos que detecten por qué ocurre», señala Murillo. Todo serían conjeturas que pueden ser compartidas, no obstante, atendiendo al sentido común. Así lo admite, del mismo modo.

Lo que sí destaca Murillo es que esta tasa del 17% no difiere en absoluto de lo que ocurre en otras universidades andaluzas y españolas, donde los datos y la distribución por carreras y ramas de conocimiento son muy parecidos. En efecto, se puede incluso decir que ese 17% es un porcentaje engañoso ya que la tasa de abandono por titulaciones es muy desigual.

Las que se llevan la palma son las carreras de Ingeniería y Ciencias y, de ellas, destaca el grado de Ingeniería Telemática, donde el 62% de los matriculados abandona casi en el primer cuatrimestre. También destaca la tasa de abandono de Ingeniería Informática (49,2%) o de Ingeniería de Computadores (46,7%). Gráficamente se puede explicar como que te gusten los videojuegos, te matriculas por ello en estas carreras y te encuentras unas matemáticas di?cilísimas y desmotivadoras, que hacen que renuncies rápidamente.

Por el contrario, las carreras de Ciencias de la Salud son las que presentan menos desertores (solo un 8,8% de alumnos). Sin duda aquí tiene que ver la vocación del universitario y su nivel de preparación, ya que cabe recordar que estos grados son tradicionalmente los más demandados y los que exigen una nota de corte mayor, como Medicina, Fisioterapia o Terapia Ocupacional. También las de Ciencias de la Educación, ya que aquí abandona únicamente el 4,8% de los universitarios que acceden a este centro, durante el primer curso.

Los grados de Letras también logran mantener a un importante número de alumnos, salvo el de Filología Clásica, ya que el 51,2% de los estudiantes de esta carrera decide dejarla a las primeras de cambio, según los datos facilitados por el Servicio de Calidad, Planificación Estratégica y Responsabilidad Social de la institución académica malagueña, lo que hace que la media se distorsione.Grados con menos demanda

Las carreras de la escuela de Ingeniería de Informática y de Ingeniería de Telecomunicaciones son las peor llevadas. Y no sólo porque pueden que sean las más difíciles. En este caso, esta situación se puede achacar también a que los alumnos cada vez llegan menos preparados desde el Bachillerato. El nivel es insu?ciente. Más razones: son grados con escasa demanda y que no exigen una nota de corte demasiado elevada. Esto signi?ca, en la práctica, que pueden entrar alumnos muy brillantes que además tienen muy clara desde hace tiempo su vocación; y también alumnos con un expediente académico discreto y que se matriculan a última hora sin tener muy claro lo que quieren estudiar.

Lo más lógico es que se apunten en otra titulación. Muchos de estos alumnos terminan matriculándose en otra carrera. La tasa de cambio de estudio en la Universidad de Málaga alcanza al 8,7% de la población universitaria. También con matices, dado que los grados de Ciencias aquí también ocupan la primera posición.

Las estadísticas de la UMA sólo consideran que un alumno ha abandonado su carrera cuando después de matricularse un año no vuelve a hacerlo durante los dos cursos siguientes. Es decir, que los alumnos que la Universidad considera que ahora han abandonado, ingresaron en la institución hace tres años.

Lo que también revelan las cifras aportadas por la UMA es que esta tasa ha disminuido en los dos últimos años al menos un 3%. Desde el punto de vista del vicerrector, este decrecimiento se debe a la atención que la UMA dispensa a sus alumnos. «Yo entiendo que tiene que ver con que los centros estén apoyados por los servicios centrales, pero cuando era decano para mí era una prioridad el contacto directo con el alumnado, los servicios de orientación en la facultad, los programas de ayuda, abordar estas cuestiones en el seno de la junta de la facultad y que llegaran problemas y se valorasen en los equipos docentes que atienden las distintas titulaciones. Entiendo que los distintos decanos están, sin excepción, muy implicados en este tema», explica José Francisco Murillo.