Hace años que los expertos advierten de que la obesidad es la epidemia del siglo XXI. Un enemigo silente que, lejos de menguar, va en aumento acompañada de estrés y contaminación. El sedentarismo y la falta de ejercicio físico unido a la mala alimentación están propiciando que las cifras relacionadas con la obesidad se disparen incluso a las edades más tempranas. Aunque no es la primera vez que se apunta a que los kilos de más están relacionados con el desarrollo de un cáncer, investigadores malagueños están analizando la posibilidad de que exista una implicación directa, más concretamente con el cáncer colorrectal.

Los laboratorios del Ibima, en el Hospital Clínico, acogen desde 2011 una investigación que, precisamente, tiene por objetivo descifrar qué mecanismos influyen en el desarrollo de un tumor en el colon y su relación directa con el sobrepeso y la obesidad. El investigador principal del proyecto, Manuel Macías-González, explica que en el estudio están tratando de averiguar la relación directa entre el tejido adiposo o graso y el desarrollo de tumores. La investigación está coordinada por Málaga a través de un Ciber (Centros de investigaciones médicas en red) en el que también colaboran otros hospitales españoles, como el de Santiago de Compostela.

Durante un año y medio han trabajado con muestras de alrededor de un centenar de pacientes malagueños, en los que han tratado de verificar la hipótesis de relación entre un mayor índice de masa corporal y un tumor. Todos los pacientes reclutados padecían cáncer colorrectal y su estado físico era variado, sin contar con delgados extremos u obesos mórbidos.

«Necesitábamos una muestra variada para el estudio», señala el investigador, que explica que los han dividido para la comparativa en dos grupos: índice de masa corporal menor de 25 (sin sobrepeso) y personas con más de 25 (con sobrepeso).

Según admite Macías-González, la relación más frecuente de relación directa ha sido la de pacientes con sobrepeso, a los que se ha estudiado el tejido adiposo, el tumoral así como la parte del colon que no estaba afectada para ver su composición.

Aunque la investigación aún debe obtener resultados concluyentes, por el momento el equipo de Macías-González ha observado que el tejido adiposo de los pacientes oncológicos es distinto del de los pacientes sin sobrepeso. «Este tipo de mecanismos que actúan en el tejido adiposo con cáncer tienen una diferencia. Hemos ido al tumor y vamos a ver las diferencias en el tejido adiposo», apunta el bioquímico.

El siguiente paso es, por tanto, analizar las moléculas que secreta el tejido adiposo (llamadas adipoquinas) para ver qué relación tienen estas con el desarrollo del cáncer de colon. Y es que estas moléculas acaban en el torrente sanguíneo, de ahí que busquen dianas para alojarse y puedan estar relacionadas con el desarrollo de un cáncer.

Así, el experto apunta a que también van a buscar marcadores para el pronóstico del desarrollo del cáncer una vez descifren el origen. «La idea de los nuevos marcadores es utilizarlo como herramientas pronóstica para ver cómo va a ser, pero la solución está en la prevención», explica el bioquímico del Ibima, que recuerda que no sólo se trata de eliminar hábitos nocivos como el consumo de tabaco o la ingesta de alcohol, sino que se trata de ver cómo son las etapas previas del cáncer con los marcadores antes mencionados.

La idea es, por tanto, buscar la causa antes de que se desarrolle el tumor y conocer el alcance de su gravedad.

Uno de los descubrimientos de estos investigadores en los laboratorios del Ibima es que el tejido adiposo no es pasivo, sino que se trata de un tejido activo que segrega las mencionadas adipoquinas al torrente sanguíneo. «Mandan señales y, si las aumentas, el desarrollo del tumor será más lento o no», explica el experto, adscrito al servicio de Endocrinología.

La relación, por tanto, entre la obesidad y el cáncer existe. «Hemos visto que el tejido adiposo de los pacientes con cáncer depende de su índice de masa corporal», dice el investigador, que cuenta que ahora tratarán de saber cuáles serían las adipoquinas implicadas en los pacientes con cáncer de colon y averiguar cuáles son las que están implicadas o la forma de hacerlo.

Por el momento, al margen de que la investigación está dando sus frutos, trabajan por tener resultados concluyentes antes del verano. No obstante, ya se está publicando en congresos y revistas especializadas.