A falta de unos días del cambio de estación, ya se sabe que la primavera será especialmente complicada para los alérgicos por las lluvias registradas a lo largo de este invierno. La cantidad de polen que habrá en el ambiente hará que las personas que tienen alergia sufran el cambio de estación más que en las temporadas anteriores, cuando no llovió tanto y, por tanto, no hubo tantas concentraciones de polen en la época de floración.

En este sentido, la directora de la Unidad de Gestión Clínica de Alergología del Hospital Regional de Málaga, María José Torres, señala que las últimas lluvias han podido aplacar el polen de ciprés, el que antes suele aparecer y que ya empezaba a molestar a quienes son alérgicos. Sin embargo, no todo es positivo para estos pacientes, pues los días de sol que le han seguido hará que los pólenes de gramínea y olivo estén más presentes si cabe en el ambiente.

«Si además coincide la alta polinización con el viento hace que el paciente empeore mucho», señala la experta, que apunta a que va a darse una estación con más sintomatología para quienes padecen alergias relacionadas con la flora. Además, recuerda que la contaminación también es clave en la agresividad del polen haciendo que la sintomatología del paciente sea aún más severa. Y es que los cambios en el ambiente así como los de vida como las variaciones en la alimentación o en la higiene están propiciando que aparezcan más alergias y que más personas las padezcan. Aunque no hay una sola explicación, la doctora Torres afirma que parte del aumento viene derivado del desarrollo de la sociedad, que ha pasado de estar en permanente contacto con la naturaleza, conviviendo con animales y al lado del campo, a casi no estar cerca de la misma. Además, tiene que ver con que hay muchos reservorios de ácaros del polvo y con que las viviendas hoy son asépticas a diferencia de las de antes.

Pero un punto llamativo y que no deja de sorprender es la contaminación del medio ambiente en relación a la multiplicación de las alergias. Según la alergóloga, la existencia de partículas de diesel afectan a la composición del polen, que se vuelve más agresivo con el cambio de las partículas, modificaciones con las de que defiende ocasionando un perjuicio aún mayor al paciente. De hecho, ejemplifica con la agresividad de los pólenes de los campos de golf cercanos a las autovías.

La nueva coordinadora de la red nacional de alergias señala que estas surgen en función de una gran exposición a un polen concreto. En España, por ejemplo, la mayoría de alergias se refieren a las gramíneas, aunque en las zonas costeras, como Málaga, también convergen gracias a la humedad más ácaros del polvo, mientras en el interior la mayoría de las personas afectadas lo son a las parietarias (una maleza del campo) y al polen del olivo. Ambas afectan especialmente a las personas que viven en zonas como Antequera, Córdoba o Jaén. «Según con lo que conviva el paciente tendrá más posibilidad de desarrollar, por eso en el Norte de Europa son alérgicos al abedul», apunta.

Pero, al margen de los factores ambientales, el alérgico también tiene predisposición genética, porque los antecedentes familiares son muy importantes. Por tanto, una mezcla de ambos hace que la persona se convierta en alérgica a aquellas sustancias con capacidad de producir una respuesta inmunológica de hipersensibilidad.

La Sociedad Española de Alergología e inmunología clínica constata con sus gráficos que en las últimas semanas hay niveles elevados de ciprés en la provincia de Málaga. «Con las temperaturas altas y vientos, se han alcanzado en cifras elevadas». Asimismo, señala que empiezan a detectarse gramíneas.