La "casualidad extrema", como bien apunta el malagueño Álvaro Sánchez estuvo muy presente cuando sucedió el terremoto. Y es que solo una hora después de hacer el simulacro anual para enfrentar este fenómeno en el trabajo, saltó la alarma sísmica y tuvieron que dejar sus puestos. "Salió todo muy bien. Lo habíamos hecho hace menos de dos horas".

Trabajado de una empresa de telefonía móvil, este malagueño de 36 años afincado en México desde hace cuatro detalla que cada 19 de septiembre se celebrael simulacro, tras aquel fatídico terremoto hace más de 30 años en la ciudad que dejo más de 10.000 muertos. Una coincidencia que hizo a todos los empleados bajar de manera ordenada pero con gran nerviosismo. "Todos íbamos agarrados a la barandilla, el edificio se movía muchísimo", relata. Una situación extrema que se acentuó cuando comenzó a oler a gas y tuvieron que ser reubicados en una zona algo más alejada.

Con residencia en pleno centro de la ciudad,en la Colonia Cuauhtémoc, la empresa dio por culminada la jornada y tardó algo más de dos horas en llegar a su casa. "Estamos a tan solo un kilómetro de la zona en la que se han derrumbado los edificios", expone. Sin embargo, a su alrededor algunos edifios habían sido evacuados por precaución y la estampa de la gente con sus pertenencias en plena calle se volvió algo normal al caer la tarde.

Sin soltar el teléfono para avisar entre amigos y familiares del estado de todos, el propio Álvaro detalla que por la noche se bajó una aplicación para saber un poco más sobre los seísmos. "He dormido con el móvil al lado y un ojo abierto y el otro cerrado", explica.

Este miércoles ha sido diferente. El tráfico es más fluido y la oficina estaba más vacía de lo normal. "Imagino que será porque hay personas que viven en zonas más afectadas", expresa. "Aún se escuchan muchas sirenas y muchos helicópteros".

Sin embargo, la situación no le ha pillado de nuevas del todo a Álvaro. Asegura que a inicios del mes, entre el día 6 y 7 de septiembre, hubo un terremoto por la noche de mayor intensidad pero más lejano que se dejó sentir. "No tuvo consecuencias pero eso ya te pone medio alerta", sentencia.

Pablo Antón:"Ha sido uno de los días que más miedo he pasado"

"Hoy me tocó el terremoto en México y creo que ha sido uno de los días que más miedo he pasado. Estaba en un noveno piso y el edificio se movía tanto que si no te agarrabas, te caías al suelo. Ha sido terrorífico. Curiosamente dos horas antes se hizo un simulacro de terremoto en todo México donde se le explicaba a la gente qué es lo que había que hacer y sobre todo, lo más importante, que guardáramos la calma. 2 horas más tarde con un temblor real me di cuenta que los simulacros sirven de bien poco. A la hora de la verdad, todo el mundo entra en pánico y quiere salir el primero, yo también". De esta forma relata en su perfil de Facebook el malagueño Pablo Antón Ortiz su experiencia en el terrible seísmo que sufrió México este pasado martes, y que ha dejado por el momento un balance de 225 víctimas mortales y numerosos desaparecidos. José María Pacheco Otero, que con un escueto mensaje también en su Facebook ("Estamos bien. Gracias a todos"), tranquilizaba a sus familiares y amigos.

El epicentro del movimiento se localizó en el límite entre los estados Puebla y Morelos, a 12 kilómetros al sureste de Axochiapan, Morelos, y a 120 kilómetros de la Ciudad de México, y la profundidad fue de 57 kilómetros. El seísmo, registrado a las 13.40 hora local (18.40 GMT), derrumbó al menos una veintena de edificios en distintas zonas de la Ciudad de México como las colonias Condesa, Del Valle, Narvarte, Centro, Coyoacán y Xochimilco, entre otras.

También causó numerosos cortes en el servicio eléctrico, fugas de gas e interrumpió el servicio de telefonía y en varias estaciones del Metro.