El aspecto actual de la plaza que desde hace una semana está dedicada a Manuel Díaz Millán, trabajador de las antiguas cocheras de tranvías y autobuses fallecido en accidente laboral en 1977, se debe en buena parte a la asociación de vecinos de Pedregalejo. El colectivo logró convencer al Consistorio para que el deteriorado tranvía del Morlaco, una vez restaurado por la asociación Tran-Bus, se instalase en el terreno de las viejas cocheras, donde hoy se encuentra el gimnasio Aviva.

Además, la asociación es la responsable de que al menos uno de los antiguos edificios de las cocheras, el que albergaba la dirección, siga en pie, porque como recuerda Adolfo García, de la asociación de vecinos, la intención del Ayuntamiento era «echarlo abajo».

Con posterioridad, el académico correspondiente de la Historia, Manuel Olmedo, demostró con documentos que las cocheras habían sido diseñadas en 1906 por Fernando Guerrero Strachan, el arquitector malagueño más famoso del siglo XX y construidas por Antonio Baena Gómez.

Como adelantó La Opinión la pasada semana, el alcalde, Francisco de la Torre, anunció que el edificio preservado por los vecinos acogerá las oficinas del Distrito Este, aunque se reservará alrededor del 50 por ciento para espacio social y cultural, con una inversión de 900.000 euros. El consejo rector de la Gerencia de Urbanismo aprobó ayer el proyecto y sacarlo a concurso.

A este respecto, la asociación de vecinos de Pedregalejo ha aprovechado para reiterar -pues ya lo pidió en este diario en abril de 2016- que la antigua dirección de las cocheras tenga un espacio para un museo con la historia del transporte público de Málaga, en especial del tranvía, con los fondos de la asociación Tran-Bus, que en la actualidad se encuentran en un pequeño local en la estación de autobuses.

La asociación, que se opuso inicialmente a la instalación del distrito en el edificio, entiende que, aunque finalmente vaya a ocupar el inmueble, en la plaza de Manuel Díaz Millán debe seguir vivo el recuerdo de las antiguas cocheras.

Como detalla Adolfo García, el proyecto contempla un sótano con una sala de actos y de usos múltiples de 156 metros cuadrados, que podría albergar los uniformes, maquetas y documentos de Tran-Bus expuestos en vitrinas. «Es la parte más diáfana y ahí sí sería posible, siempre que Tran-Bus quiera».

Además, como el edificio aumentará de altura y se demolerá el tejado a dos aguas, la asociación ha pedido que se reproduzca el tejado original «para que se mantenga la estética».

Por su parte José Ramón Rodríguez, presidente de la asociación Tran-Bus, declaró ayer: «Me parece genial que haya un museo que hable del tranvía, junto al tranvía», pero precisó que debe ser un espacio exclusivo para la asociación y no un sitio de paso, con el fin de evitar robos, pues muchos de los fondos históricos de Tran-Bus son documentos antiguos.