La recomendación de Icomos para que los Astilleros Nereo formen parte de un Bien de Interés Cultural supone un respiro para unos astilleros que en 40 años han tenido ocho intentos de rescate de la concesión (1978, 1989, 1998, 2010, 2012, 2013, 2014 y 2017) con el perjuicio que supone para la actividad económica de este equipamiento, a cargo de la familia Sánchez-Guitard desde 1966. En la actualidad, Nereo aguarda a que se dirima un contencioso administrativo con la Junta, por el que reclama que la declaración de 2008 por la que la carpintería de ribera de Pedregalejo fue protegida al ser declarada Bien de Catalogación General del Patrimonio Histórico Andaluz, se extienda a la sede física, los astilleros, sin los cuales la mayor parte de esta actividad protegida desaparecería. También argumenta la familia que los astilleros son una concesión portuaria, dependiente de la Ley de Puertos y no de la de Costas, y que con ellos rige la prórroga de 35 años de 1992, por lo que la concesión no finaliza este verano sino en 2027. La Demarcación de Costas sigue dejando la puerta abierta a un cambio de ubicación de Nereo dentro del entorno, sin extinguir la concesión, algo no contemplado en el vigente plan especial de 2010, respondía ayer Alfonso Sánchez-Guitard, de Nereo.