«En esta zona están los colegios de La Asunción; La Presentación; el León XIII; el Dulce Nombre, para niños con problemas; un montón de residencias de ancianos y un poco más arriba El Lagarillo, con personas con autismo...y no todo el mundo tiene la facilidad que tengo yo de pegar un empujón al carrito», cuenta Marta Blázquez, que tiene dos niños pequeños y usa un carrito para gemelos. «Muchas veces tengo que ir por la carretera porque no hay aceras», lamenta.

La asociación de vecinos de Pedregalejo le acompañó esta semana por el sector del Valle de los Galanes más próximo a La Mosca, para constatar que en esta parte de Málaga el coche es el rey, así que el peatón tiene que estar con todos los sentidos alerta si no quiere tener un disgusto.

En la pequeña calle San Federico, por ejemplo, con aparcamientos a ambos lados, un importante tramo no cuenta con aceras en uno de los lados, mientras que en el otro el seto de un chalé convierte la acera en elemento decorativo.

«Estamos en una zona residencial con muchos niños y ancianos pero me doy cuenta de que por las calles no hay ni niños ni ancianos, a lo mejor es porque no se lo ponen muy fácil», cuenta Marta Blázquez, que se encuentra ahora en la calle Amador de los Ríos, y explica que «hacia arriba no hay paso de cebra y abajo el más próxima es el de Manuel del Palacio».

Marta propone un paso de cebra en la esquina con calle San Federico y si es posible elevado, porque es un punto de poca visibilidad. A su lado, Yolanda Aragüez y Belén Ford, de la asociación de vecinos, señalan las trabajosas aceras escalonadas de este tramo de Amador de los Ríos, sin olvidar los postes en mitad de ellas.

La situación es aún peor en la pequeña calle Abarbanell, sin acera alguna. Marta Blázquez aprovecha para recordar la concentración de coches en la entrada y salida de los colegios. «Me doy cuenta de que no hay niños que vayan andando al colegio, es como si la gente tuviera miedo a que el niño caminara diez metros», resalta.

Más de una vez, comenta, la abundancia de coches y las irregulares aceras le obligan a salir con el carrito de los niños a la carretera y tiene que levantar la pierna para llamar la atención de los conductores.

Aceras pequeñas

Aceras pequeñasEl paseo concluye en la calle Gallardo Castañer, con unas aceras machacadas, cuando las hay. Marta Blázquez recalca: «En muchas calles no hay ni sitio para el doble sentido y lo tiene y tienen aceras muy pequeñas. Hay que estudiar todo esto porque dentro de unos años esto va a ser Madrid, lleno de atascos y aquí no hay alternativa; no van a hacer el metro y para coger un autobús los domingos...».

Para Ana Castro, de la asociación de vecinos, «Pedregalejo está muy abandonado, no merecemos vivir así siendo un barrio tan turístico». La asociación se une a esta vecina para pedir al Ayuntamiento un plan general de tráfico y accesibilidad en Pedregalejo. No es sano caminar por la calzada.