Fabrice Olinga vuelve a vivir un sueño. Como ya ocurriera hace un año, el canterano está probando las mieles del éxito. Pero ahora ya sabe moverse mejor en estas lides y su veteranía, pese a contar con 17 años, es un grado. El joven delantero camerunés está feliz. « Estoy contento y me da mucha confianza. Siento que voy mejorando, me divierto, que es lo más importante», advierte. Pero su fútbol va a más, aunque sea de manera silenciosa. «Quiero estar un poco escondido, que no hablen tanto de mí. Hacer la pretemporada con el club fue un sueño para mí. Me veía en Mallorca hace tres años y ahora estoy aquí. Ahora mismo hablan de mí en mi país, pero quiero estar un poco escondido, no quiero que hablen tanto de mí».

«Estoy tranquilo, sólo quiero divertirme, jugar todo lo que pueda e ir al Mundial, pero paso a paso. Tengo que aprovechar los minutos que me dé el míster. Todo lo que sea atacar hace que me encuentre cómodo, en la banda o detrás del punta. Seguiré luchando, a ver cómo me salen las cosas», argumenta el benjamín del Málaga.