­ Adalberto Peñaranda nació hace 19 años en Venezuela y proviene de extractos humildes, de la zona de El Vigía, en el estado de Mérida, una zona fronteriza, humilde, con muchos colombianos que vinieron a residir hace tiempo a Venezuela.

Él explotó con el Deportivo La Guaria. Es un atacante alto y rápido. Y aquí en Venezuela o eres una cosa o eres la otra. Pero él reunía todas las cualidades. De buena envergadura, habilidoso, irreverente, siempre echado para adelante. No acostumbra a defender, aunque en Europa se le exige mucho esa cualidad, pero no suele ser una de sus virtudes.

Tuvo un problema en Caracas, cuando salió de un partido e intentaban robarle el auto de su compañeros Charlis Ortiz. Recibió un balazo él y su compañero, pero se pudo recuperar sin problemas. Ese mismo año, a finales, llegó al Granada y pudo demostrar su clase y su categoría. Con grandes partidos en la Liga española, lo que le valió también para acudir con la selección e incluso jugar la Copa América Centenario.

Lamentablemente su salto al Udinese no ha sido el esperado y le ha sucedido como a la mayoría de los jugadores venezolanos de carácter ofensivo que han pasado por Italia. Les cuesta explotar. No es el primero que sufre allí. También le sucedió lo mismo a Manuel Arteaga, que no fue tomado en cuenta. Y es que a los atacantes venezolanos les cuesta mucho adaptarse a ese juego.

Pero ahora vuelve a España, al Málaga. Ahí coincidirá con tres de sus compañeros en la selección vinotinto como son Rosales, Villanueva y Añor. Debe tener muy buen desempeño y aquí en Venezuela estaremos muy pendientes del papel que va a jugar con Gato Romero. La posición que ocupará, ya que puede jugar como delantero o en un costado, y saber el plan que el nuevo entrenador tiene para él son las dudas. Aunque debe ser protagonista sin duda en el nuevo Málaga CF.