Este es uno de esos productos que los conductores deseamos encontrar a lo largo de nuestro recorrido por la carretera (tramos limitados de velocidad) o atravesando zonas habitadas con el objetivo de evitar perjudicar nuestra mecánica o incluso nuestro cuerpo.

Vivaden es un nuevo reductor de velocidad que sólo sobresale en determinadas situaciones, como por ejemplo exceso de velocidad de vehículo o si se trata de hora punta, y es capaz de discriminar a los servicios de emergencias, ocultándose a su paso.

El producto nace en un contexto general de impulso a la movilidad sostenible, concretamente con el objetivo de contribuir a la "pacificación del tráfico": implantar el principio de moderación de la velocidad de circulación en las calles urbanas, de modo que el coche privado pueda ser compatible con otras alternativas como el desplazamiento a pie y en bicicleta. Medidas indudablemente efectivas, como los badenes convencionales, tienen firmes opositores. Esto se debe a que su instalación penaliza a todos los conductores (vayan rápido o no), incluso a los vecinos, a causa del ruido que producen coches y camiones al pasar por el badén. Y suponen en muchas ocasiones averías en elementos del vehículo como spoilers, trapecios, amortiguadores, escapes, etc...

Aunque son los servicios los que más se oponen no existe un argumento razonable que ponga en duda la eficacia de este producto que tienes muchas más ventajas que incovenientes.

Aplicable a todos los tipos de vehículos que circulan por entornos urbanos, tanto pesados como ligeros.

Velocidad máxima 50km/h. Forma y dimensiones similares a un badén convencional. En posición normal, el badén debe de estar escondido y no interferir con el tráfico. Control remoto de las posiciones del badén (normal y activo). Mínima obra de instalación. El primer Vivaden se encuentra en Asturias y ya está operativo.

El proyecto de desarrollo de Vivaden está siendo financiado por el IDEPA y cofinanciado con fondos FEDER.

Ahora veamos las diferencias con los badenes convencionales

Es un dispositivo móvil. No es un obstáculo fijo.

Se oculta en la calzada según las necesidades del tráfico.

Se adapta a los horarios en zonas escolares.

Sólo se activa con los conductores que no respetan los límites.

Permite el paso libre de los vehículos de emergencias.

No genera atascos innecesarios.

Se adapta a las circunstancias del tráfico en cada momento además de no penalizar a todo los conductores por igual, por eso permite circular sin frenazos o interrupciones y, por tanto:

Ahorra combustible.

Reduce la contaminación acústica y ambiental.

Su diseño evita accidentes y reclamaciones legales.

No irrita a los conductores.

No destroza sus vehículos.