Los agentes de Medio Ambiente del Valle del Genal peinan desde el comienzo de la primavera el campo para inspeccionar cada resquicio de los castaños. Sin embargo, la labor de Juan Gil y sus compañeros se intensificó el pasado sábado tras el hallazgo de los primeros focos de la plaga de la avispilla, Dryocosmus kuriphilus, en Pujerra. Un insecto que venía acechando los castañares desde la pasada primavera, cuando apareció en Ojén.

El insignificante tamaño de este insecto impide que el agricultor se percate de su presencia hasta que el castaño no brota en primavera. Las agallas rojizas en las yemas y hojas del árbol delatan la presencia de la avispilla, que depositó sus huevos la primavera anterior, perturbando el desarrollo de los frutos ya que las larvas que se alimentan del mismo. Los focos infectados hasta el momento se asientan en árboles bravíos (no dan frutos) y en la variedad gallega-portuguesa, la más temprana.

El fatídico paso de este insecto exótico ha dejado su huella en Júzcar, la zona más afectada, seguida de Ojén, Monda, Yunquera, Tolox, Istán, Parauta, Pujerra e Igualeja. Pero la infección no queda ahí. Aún se desconoce el alcance de la plaga.

Agentes medioambientales continúan indagando posibles nuevos focos y contactando con productores de castañas por whatsapp o teléfono, aunque algunos son reacios a reconocer los daños. De otro lado, habrá que esperar a las próximas semanas cuando brote la variedad pilonga, que es la más común en el Genal, y se puedan apreciar los verdaderos efectos de este insecto procedente de China.

A pesar de ello, la incertidumbre se cierne sobre el valle ya que, por el momento, los expertos han comprobado que los árboles de la variedad pilonga parecen no ser el manjar preferido de la avispilla al pasar de largo y atacar a árboles bravíos que se encuentran en la misma parcela que los primeros.

Lo que sí es cierto es que en octubre, cuando llegue el momento de recolectar la castaña, los agricultores verán una merma en la producción, igual que ocurrió en Italia. Y es que, como indica el agente de Medio Ambiente Juan Gil, la avispilla del castaño es letal «y no necesita macho para fecundar».

El Dryocosmus kuriphilus vive tan sólo diez días, pero el efecto que provoca es devastador. Se dejará ver entre finales de mayo y principios del mes de junio y deposita entre 150 y 180 huevos, por lo que los expertos prevén que en unos años el castañar del Valle del Genal estará plagado.

El depredador de la avispilla

La avispilla ha llegado al Valle del Genal para quedarse. Es imposible deshacerse de ella. El único método para controlar su presencia es a través de su depredador: el Torymus Sinensis. Se trata de un parásito que, a través de su aguijón, pone huevos encima de la agalla que anteriormente ha producido la avispilla, comiéndose las larvas del insecto exótico.

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El profesor titular de Entomología Agroforestal de la Universidad de Córdoba, Enrique Vargas Osuna, insiste en que la suelta del Torymus es la solución más fructífera para controlar la avispilla. De hecho, es la época propicia para la suelta, cuando aún se encuentra la larva en la agalla.

Sin embargo, según Valentín Ortiz, jefe de servicio de Gestión del Medio Natural de la Junta de Andalucía, «hay que tener muchas cautelas por los posibles desequilibrios en los ecosistemas al introducir agentes biológicos foráneos».

Las consejerías de Medio Ambiente y Agricultura han soltado 1.500 ejemplares de Torymus en el paraje de El Juanar, en Ojén, tras la aprobación del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente.

Cortapisas del Ministerio

El fin de la suelta es meramente experimental, de tal forma que sirva de guía para la tramitación de la autorización definitiva como organismo de control biológico para controlar la plaga. Y es que hasta que esto no ocurra, aún siendo la única forma de controlar la plaga y evitar que se pierdan los castaños de los que viven cientos de familias, el Ministerio no permite la suelta en el Genal.

Las protestas de las organizaciones agrarias y productores no cesan por el deseo de la suelta del depredador, que insisten en que ha tenido efectos positivos en Italia. También el propio PP instó a la administración andaluza a la suelta del Torymus, tal vez frente al desconocimiento de la oposición del Gobierno Central.

De otro lado, el responsable del medio natural de la Junta de Andalucía subrayó el error de comparar los efectos del depredador en Andalucía y en Italia por su diferente climatología.

Frente a la imposibilidad de poner en práctica la solución que parece más eficaz para aplacar los efectos de la avispilla, la Junta insta a los productores de castañas a cortar y quemar las zonas infectadas. Algo que no sería necesario con la suelta del depredador.

En este sentido, los agentes forestales son los encargados de dar los permisos para llevar a cabo la tarea. Incluso se cuenta con la ayuda del Infoca si las condiciones meteorológicas son dificultosas para la quema. Asimismo, la consejería también procederá a dar los permisos pertinentes durante el mes de mayo.

Por otro lado, los agentes de Medio Ambiente, como Juan Gil, siguen el protocolo que les marca una ficha informativa, indicando la especie de castaño al hallar un foco de la plaga, si el mismo árbol sufre otras enfermedades, el número de agallas que presenta cada árbol o las características del ataque.

Un trabajo de campo que se prolongará varias semanas hasta que concluya la floración de los castaños esta primavera y se despeje la incógnita sobre los efectos que este insecto, que aterrizó en 2002 en Europa, provocará en el corazón del Valle del Genal.