¿Quién no ha soñado alguna vez con dejarlo todo y dar la vuelta al mundo? Esa sensación de libertad, el entusiasmo por conocer nuevas culturas, pero sobre todo el ansia aventurera llevan a un antequerano a subirse en su moto sin rumbo para emprender la aventura de su vida. A sus 60 primaveras, Antonio Matas, quien lleva tres años en paro, ha decidido no deprimirse y recorrer el mundo en su Yamaha IBR 125.

Matas se despide de su ciudad natal para emular a Willy Fog. "Es la segunda vez en la historia que se recorre el mundo en una 125. Hace unos años lo hicieron una pareja de argentinos" indica.

Antonio no tardará 80 días como el excéntrico personaje de la obra de Julio Verne. Su viaje por la Tierra contará con un calendario indefinido, con los tiempos marcados por la meteorología.

Pretende recorrer cada día unos 300 kilómetros en unas ocho horas de trayecto. El dinero condicionará el salto de un país a otro. Actualmente cuenta con patrocinadores suficientes para el inicio de su viaje, pero por el camino necesitará más ayuda económica.

Este antequerano trabajó durante años en una empresa propia de mantenimiento de edificios, por ello conoce al dedillo la solución de problemas de electricidad, fontanería o reparaciones del hogar, que pretende ofrecer durante su periplo por el mundo para poder seguir avanzando.

Con este viaje el Willy Fog antequerano también quiere demostrar que la edad no tiene límites. "Quiero demostrar al mundo y a aquellas personas que como yo no encuentran empleo por ser mayores de 45 años que no estamos aparcados de por vida. Tenemos posibilidades de hacer lo que nos propongamos", recalca.

Su compañera de viaje no ha sido elegida al azar. Las piezas de recambio de la Yamaha IBR 125 pueden localizarse en cualquier parte del mundo.

Su hoja de ruta dará comienzo en Portugal, para continuar por Cantabria, Asturias, la zona mediterránea de Francia, Italia, Yugoslavia, Grecia, Turquía... para terminar su travesía en Cuba, después de haber cruzado el Océano Atlántico y transitar por Estados Unidos. "Es un país con el que tengo una cierta conexión por mis antepasados. Mi bisabuelo estuvo en la guerra de Cuba y quiero conocer el lugar terminando allí", subraya.

Su hogar improvisado para pasar la noche se irá alternando entre una tienda de campaña y una hamaca. A Antonio no le será difícil hacer amigos. Y es que sus viajes por varios países del mundo le llevan a hablar varios idiomas como inglés, francés, árabe e italiano, además de algunas palabras de lenguas como el nepalí o el hindú. Este antequerano cuenta con el apoyo de familia y amigos para emprender un viaje que dará sus primeros pasos a mediados de este mes de julio. "Algunos amigos me dicen que estoy loco, pero esto es un sueño", concluye.