En lugar de bracear en la espuma de la cerveza, llega la hora de estudiar y aprender. La cuestión no es que seamos los mejores (una bobada), sino cuáles son las razones de que por primera vez lo hayamos sido. El milagro de San Luís tiene detrás un concepto, un método y un sentido. El concepto es ver al equipo como un circuito de 11 puntos con una óptima interconexión. Raúl se quedó fuera porque polarizaba, interfiriendo el circuito, y Torres recibió un coscorrón cuando se puso hueco. El método es hacer que la corriente fluya por el circuito con la mayor fluidez y velocidad, hasta que se ponga incandescente. El sentido es la dirección de la descarga (portería contraria), elemento intencional del sistema. Cuando el circuito alcanza el punto, la propia intensidad, como en un poema de arduo laboreo, hace saltar en esa dirección la chispa, que es a la vez fuerza, genio y exactitud.