Estimado/a ciudadano/a:

Soy empleado público de un ente instrumental de la Junta de Andalucía. Soy un peón de la administración. Soy la primera cara que usted ve de la Junta de Andalucía. Mi trabajo está a pie de calle, en primera «línea de batalla». Mi función concreta es el fomento de las políticas activas de empleo: difícil tarea en estos momentos ¿verdad? Lo sé tan bien como usted. Cada día se sientan en mi mesa muchas personas necesitadas a las que intento servir con la mayor diligencia y profesionalidad posible. Normalmente, quien demanda mi servicio es gente carente de muchos recursos. Gente como usted y como yo. Gente trabajadora que se está buscando la vida: jóvenes, mujeres, parados, inmigrantes. Todos con la ilusión de emprender una iniciativa que les ayude a seguir avanzando.

Mi centro de trabajo está en un entorno rural. Trabajo en un CADE (Centro Andaluz de Desarrollo Empresarial). Nuestra organización tiene presencia en todo el territorio de la comunidad autónoma: desde los espacios urbanos más desarrollados hasta los rincones rurales más deprimidos. Por eso estoy casi seguro de haberle atendido en alguna ocasión.

Cuando explico cuál es mi trabajo me gusta definirme como una «linterna» que alumbra el camino de quienes desean emprender un negocio. Somos unos buenos guías para acompañarles en el, a veces, complejo y burocrático camino hacia su objetivo. Nuestro trabajo es muy variopinto. Tanto como cada uno de ustedes y de sus ideas de negocio. Somos un servicio público absolutamente comprometido con el desarrollo de nuestros pueblos y nuestras gentes. Para acceder a mi puesto de trabajo concurrí a un concurso oposición (público) basado en los principios de igualdad, mérito y capacidad. Un proceso sujeto a todas las garantías legales vigentes en su momento.

Por eso escribo esta carta. Porque tristemente leo en la prensa en estos convulsos días el trato que se nos está dando como «enchufados». Solo quiero acabar esta carta de forma positiva y optimista (aunque sé que me estoy jugando mi puesto de trabajo en estos días).

Del mismo modo que no todos los políticos son corruptos, ni todos los funcionarios se «arrascan la barriga»; sino que afortunadamente aún son mayoría las personas honestas, honradas y trabajadoras, tampoco todos los empleados públicos de la administración instrumental de la Junta de Andalucía somos «unos enchufados». Con mucho gusto seguiré atendiéndole con vocación de servicio público.

ENCHUFADOS DE LA JUNTA (José Luis Fenech Cuadros. Empleado de Andalucía Emprende Fundación Pública Andaluza. Torrox)