Señor director: Ante las formas y maneras despectivas por parte de algunos columnistas, medios y afines al sistema económico dominante, de calificar de «perroflautas», a todo aquel joven, y no tan joven, ciudadanos al fin y al cabo, que reclaman más justicia social, más transparencia democrática, y realizan una crítica lógica y razonable a la corrupción política, solo cabe un interrogante.

¿Por qué no son «perroflautas» los banqueros, políticos, sindicalistas, y empresarios corruptos? ¿Por qué no lo son los imputados en negocios sospechosos y fraudulentos, aunque pertenezcan a la Casa Real? ¿Y porqué no lo es todo aquel que, por activa o por pasiva, es responsable de todo el desaguisado, despilfarro y mala gestión de las arcas publicas, ruina y crisis que sufrimos todos los españoles?

Es inaudito que se les pueda criticar, demonizar, y enjuiciar, a todo aquel, que en movimientos reivindicativos de justicia social, como puedan ser el 15-M, o Democracia Real Ya, luchan, protestan, se comprometan con esfuerzo y coraje por una España más justa, más democrática y por supuesto también más libre. Sí, porque no se es más libre, solo por poder expresar nuestros pensamientos ideas, e inquietudes. El concepto de verdadera libertad es mucho más complejo y requiere unos mecanismos sociales, económicos y ambientales incluso, que hoy por hoy, no tenemos, y que es de justicia reivindicarlos.

Aunque algunos, maliciosamente, intenten descalificar, desprestigiar y calumniar a todo aquel ciudadano que luche y defienda sus derechos. Y sin más, espero que tenga a bien publicar mi carta, dándole las gracias anticipadas.

PERROFLAUTAS DEL PODER Y LA CORRUPCIóN (Francisco Jiménez Urreta. Málaga)