Los europeos no pueden cruzar libremente de Francia a España por Cataluña porque se ha suspendido temporalmente el tratado Schengen a fin de evitar la entrada de «antisistemas» durante la cumbre del Banco Central Europeo en Barcelona. Las suspensiones temporales recuerdan a los estados de excepción. Aunque «entrada de antisistemas» suena a Física todos creemos entender lo que dice. Pero convendría definir «antisistema» por algo más que por los efectos de volcado de contenedores, lanzamiento de objetos contundentes, destrucción de mobiliario urbano y ruptura de lunas en establecimientos comerciales y hosteleros o como quiera que lo describan las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado obligadas a intervenir.

«Antisistema» se puede identificar con grupos de europunkarrones haciendo guerrilla urbana socialmente autolesiva pero a estas alturas es preciso encontrarles un nombre menos ambiguo dado que ya no sabemos qué es el sistema. El Banco Central Europeo es el principal organismo antisistema social europeo, según se entendía antes. Hay ministros y consejeros autonómicos que son destructores del sistema de protección, sanitario y educativo públicos con acciones mucho más graves para el conjunto de las personas que astillar un asiento público de plaza. Se carece de una policía que los reprima.

El sistema financiero destroza cada día la forma en que millones de personas se ganan la vida, deja a miles a la intemperie, sin alimento ni salubridad... Aunque no se ejecuten a sangre y fuego son acciones propias de gente salvaje y desalmada (definición de vándalos), que turban la paz y concordia (definición de disturbios).

Para Interior es fácil señalarle a la policía a quién contener pero para distinguir mejor «antidisturbios» es preciso definir «disturbios», y para definir «antisistema» aclarar de qué «sistema» se habla.