Después de 23 años de provisionalidad en el antiguo edificio de la Cofradía de Pescadores, esta semana el Aula del Mar de Málaga ha abierto sus puertas en forma de Museo ALBORANIA, indicando su vocación de descubrir a los malagueños que Málaga está situada en el corazón de Alborán, un mar lleno de vida e historia, de aventuras cotidianas y extraordinarias que ha marcado la fisionomía de nuestra ciudad y el carácter de los malagueños. El nuevo espacio expositivo de la Málaga marinera está situado en el mejor enclave posible, en el centro de la ciudad, donde el parque se abre al mar en el nuevo Palmeral de las Sorpresas. Atrás quedan los comienzos, allá por 1989, cuando cinco jóvenes malagueños nos planteamos el reto de recuperar de alguna manera el Museo Acuario del Instituto Oceanográfico situado en el Paseo de la Farola y cerrado desde los años 50 del pasado siglo.

En estos años nos hemos dado cuenta de que Málaga no vive de espaldas al mar, esto es imposible, el mar nos penetra sin darnos cuenta, malagueños de infinitas profesiones poseen tesoros en forma de aparejos y artes de pesca, barcos en miniatura de todas las épocas, bicicletas submarinas, instrumentos de navegación y equipos de buceo que muestran una rica relación con el mar y que han querido compartir con todos los malagueños en este escaparate donde fenicios, árabes y romanos en combinación con las tortugas marinas nos descubren las riberas marinas y el mundo sumergido oculto por el infinito azul mediterráneo.

Los primeros pobladores de Alborán vivían en cuevas de los acantilados costeros hasta que llegaron los fenicios desde la otra orilla de Alborán y, aún a riesgo de inundaciones en los otoños torrenciales, se afincaron en las peligrosas desembocaduras de los ríos instalando factorías de pescado y centros comerciales para negociar con los indígenas que vivían tierra adentro en torno a las cuencas fluviales. Los fenicios, ocho siglos antes de Cristo, plantaron cepas de uvas moscatel en la ladera sur de los montes malagueños para exportarlas por todo el Mare Nostrum. Aún en la actualidad las míticas jábegas con un ojo en la proa, para no perder nunca de vista la costa, se mezclan en la actualidad con sofisticadas embarcaciones deportivas que surcan el litoral malagueño. Un crisol de culturas malagueño aderezado con boquerones y aceite de oliva que une el sabor a salitre del rebalaje con el matorral mediterráneo de los acantilados.

Nadie ama ni protege lo que no conoce, por ello queremos que malagueños y visitantes se sumerjan sin mojarse en los fondos arenosos, rocosos y coralinos del litoral malagueño, se adentren en el mar y se topen con calamares gigantes, ballenas, delfines, peces espada y tiburones que viven alejados de la orilla pero a pocas millas de nuestras casas.

Deseamos que cuando paseemos por la playa nos fijemos en la vida oculta en la arena y en las charcas marinas del rompeolas, que disfrutemos del privilegio de vivir la mar de manera compatible con su conservación. Por ello, hemos «inventado» experiencias museísticas interactivas que emocionen y nos impliquen ya seamos niños, jóvenes o mayores. Queremos agradecer el cariño y la complicidad de instituciones y ciudadanos que nos han permitido realizar con ilusión una travesía difícil en ocasiones, pero siempre apasionante, para finalmente llegar a buen puerto con un Museo del Patrimonio Natural y Cultural del mar de Alborán que ha brotado del impulso malagueño con la intención de ser una agradable e interesante sorpresa del palmeral del puerto de Málaga.

Jun Jesús Martín es Presidente de Aula del Mar-Málaga, Asociación para la Conservación del Medio Marino