Rato se aferró a la presidencia de Bankia hasta el último momento, según demuestra el último correo electrónico que envió a los miembros de su consejo de administración. Faltaban pocos días para que el Gobierno le obligase a dejar el cargo ante la necesidad de inyectar en el banco nada menos que 17.960 millones de euros del ala (hagan la cuenta en pesetas, si se atreven). Pero el ex vicepresidente del Gobierno aseguraba a sus consejeros que la nave marchaba viento en popa a toda vela «en el proceso de consolidación de Bankia como uno de los grandes bancos del sistema financiero español y europeo».

¿Mentía Rato? Lo dirán los jueces en el proceso abierto en la Audiencia Nacional. Pero, muy posiblemente, no. Solo que Rato analizaba su situación como el político que es.

La lógica política se mueve en unas coordenadas muy diferentes a las del resto de mortales. Para un político en el gobierno todo marcha siempre a las mil maravillas, hasta que la realidad le obliga a reconocer que el barco está a punto de naufragar. En la vida real, la mayoría de la gente ve el mundo con más variedad de colores y procura analizar los problemas con una amplia gama de grises y no limitarse al blanco o al negro.

Zapatero situaba a España por encima de Francia y nos colocaba en la Liga de Campeones de la economía hasta que las sucesivas llamadas de Washington, Bruselas y Berlín le obligaron a inaugurar la era de los grandes recortes.

A Rajoy le pasó tres cuartos de lo mismo. Su sola presencia iba a calmar a los mercados. Y ya sabemos lo que está pasando.

Salvando todas las distancias, Hitler estaba convencido y tenía convencida a la mitad de Alemania de que iban a ganar la guerra mundial cuando los rusos ya estaban bombardeando su bunker en Berlín.

Es el pensamiento político, tras el que viene la dura realidad. En el caso de Rato 5.000 despidos en Bankia, un recorte salarial del 40 por ciento para el resto, pérdidas abismales para sus accionistas y los compradores de preferentes, además de una ayuda multimillonaria que financiaremos todos los españoles.