Bendodo en Ronda, por José Becerra Gómez

El presidente de la Diputación de Málaga ha subido hasta Ronda para estrechar la mano a una veintena de alcaldes de la Serranía de Ronda que se aprestaron a oírle en el Consistorio. Traía una buena nueva de la que los ediles convocados ya habían tenido noticias: los pueblos de la comarca con menos de 25.000 habitantes, que son todos -con la excepción de la Ciudad del Tajo, que sobrepasa esta cifra- podrán contar en breve con los 6,6 millones de euros que el Plan de Asistencia y Cooperación 2013 dedica de manera exclusiva a demarcaciones de ámbito municipal de escasa identidad por su población(aunque unidos sus habitantes podrían llegar a los 50.000, una cifra nada despreciable), pero más necesitados que el que más del fomento de infraestructuras y crecimiento, elementos que redundarían en la creación de empleo.

Bendodo sabe de este problema del paro que está sumiendo a la Serranía en el pesimismo por no hablar de la desesperación, sobre todo a los jóvenes en edad de trabajar que no encuentran para sus justas ambiciones sino un mercado laboral yermo con pocas o ningunas posibilidades de contratación. Los regidores de Alpandeire, Faraján, Jubrique, Atajate, y así hasta más de una veintena de municipios podrán satisfacer la demanda que previamente han venido registrando en la Oficina de Atención a los Alcaldes, dependiente de la Diputación. Aquéllos podrán acudir asimismo al fondo de liquidez para atender «urgencias municipales», las cuales sufren todos los ayuntamientos que representan, y que levante la mano el que no esté acuciado por ellas.

Últimamente, con motivo de haberse llegado al ecuador del gobierno del PP en la Diputación de Málaga se ha levantado la voz de la oposición poniendo en entredicho el balance de la institución. Se acusa a Bendodo de «presidencialismo» y de «desacierto continuo» la gestión de su equipo de gobierno. Como todo dirigente y todo grupo directivo ofrece un panorama de luces y sombras, pero no creo que se puedan cargar las tintas en lo segundo y abjurar de lo primero. Puede que se haya incidido en gastos innecesarios, que no lo sé, que nadie está libre de errores. Pero ésta es una de las caras de la moneda; en la otra, acciones meritorias como las que nos ocupa más arriba, y que reflejan una preocupación por los pequeños pueblos muy digna de encomio, porque son ellos donde la lacerante crisis que nos agobia se hace más evidente, provocando una despoblación a la que importa poner freno más temprano que tarde.

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