Otra lectura del informe Pisa

­Está claro que hemos salido mal parados después de la publicación de los resultados del Informe PISA. Ése tan temido por el Gobierno y las escuelas, ése que puede llegar a desmotivar a profesores y familias. Sin embargo, no he visto a nadie que se atreva a comentar, ni siquiera a actuar de manera sistemática y decidida, para que los resultados que vienen en esos informes nos muestren que el nivel de nuestros alumnos y alumnas mejore de verdad. Independientemente de qué ley se le antoje al Estado modificar, de cuándo y cómo les dé la gana de convocar oposiciones, de la ratio de alumnos por clase que les apetezca permitir, y del dinero que les «suponga» invertir en «educación», es nuestra hora. No nos rendiremos, daremos nuestro tiempo y dedicación a todos estos niños y jóvenes que sin ninguna culpa, no han sido enseñados, ni atendidos. No creo que el nivel que se muestra en el PISA únicamente tenga que ver con el número de ayudas que el Estado nos proporcione: «Después de analizar los distintos factores que influyen en los resultados de los alumnos, el informe destaca que los aspectos más determinantes siguen siendo los socio-económicos, aunque con respecto al año 2009 ha disminuido su influencia. Ni el gasto ni la riqueza nacional, ni tampoco la ratio alumnos-profesor, son decisivos. En cambio, PISA 2012 deja claro que la actitud de los estudiantes, y en concreto la asunción de valores como el esfuerzo o la perseverancia, sí tienen una gran repercusión. En cuanto a la implicación de los alumnos en sus estudios, los asiáticos ocupan los primeros puestos, lo que arroja una luz importante sobre las razones de su éxito. (Aceprensa)». No creo que debamos quejarnos por la falta de medios, de información, de infraestructura, dinero, etc.., que nos los hay y son necesarios, pero creo que la perspectiva del profesor y las familias debería cambiar. Que no sea por nuestra falta de motivación, de ganas, de educar, de comunicar, de enseñar, de aprender con nuestro trabajo. Es evidente que faltan valores en las familias y en las escuelas, que el nivel es bajo, que las ganas son pocas... pero por esto: Es la hora del profesor.

María Noguer Cano. Málaga