Paranoicos

Yo creo que, ante todo, aunque se necesite cierta dosis de santidad para hacerlo, se ha de ser respetuoso con la realidad que percibimos con todos nuestros sentidos. Yo me considero un hombre realista y, por ende, casi un «ultra». Quiero decir un ultrapesimista, lo cual, si tiene implicaciones políticas, no lo he buscado.

Mi pesimismo antropológico me da a entender que los llamados «paranoicos» no son, en muchos casos, enfermos mentales. Su inteligencia, muy superior a la media, hace que vean lo que los demás, más torpes que ellos, no pueden ver. Así, y no es ficción, los maridos más inteligentes intuyen que su mujer los engaña, mientras los menos inteligentes no se enteran. De donde se deduce que, contra la opinión popular, la inteligencia hace la vida más dramática.

¡Ojos que no ven, corazón que no siente!

Antonio Romero Ortega. Málaga