Acaba la Cuaresma con un aroma a polémica que no lo quita ni un incensario del tamaño de la Equitativa pegando viajes de costero a costero -miarmada-. Lo último ha sido ese tierno muchacho que en el pregón de los imberbes, ha dicho cosas que no debe sobre los descasados y el matrimonio entre dos señores rosa, o dos señoras azules -que no es que sean pitufas-. Da la impresión de que al señor obispo, le ha dado un corajillo con el tema y ha invitado a rectificaciones y desvinculaciones a diestra y siniestra. Será que era viernes y como vigilia que es, no procedía invitar a jamón.

Algunos le han cogido el gustillo a esto de señalar pecadores y se están pegando un festival con la sanérrima intención de hacer limpieza de aquellos que están destrozando nuestra Semana Santa.

Pero oigan, me temo que se equivocan. El problema no son los divorciados, ni las mujeres de trono, ni los mariquitas casamenteros o las salidas extra ordinarias -vulgo merdellonísimas-. El problema lo tienen delante de sus narices y no lo quieren ver. Son los «con mucho cariño» o como los denomina Sepêcer Trafjtitovski en su obra Señora su regalo es extraordinario pero va directo al fondo del armario, los «pa qué te mete en ná».

Esa señora que -con mucho cariño- le ha hecho a su Virgen una delicadísima -y espantosa- toca de croché. Esa otra que -con todo el amor del mundo- se casca un cuadro en punto de cruz con su Cristo -o un primo suyo, porque no se le parece en absoluto- entre margaritas de fieltro pegadas con silicona -que da relive y «muncho caché»-. O el voluntarioso muchacho que ha decidido, que no hay nada mejor para un culto que colocar al Cristo sobre un pupitre envuelto en papel de aluminio para que parezca una peana de plata -y solo le faltan las luces para ser la nave de ET-.

Contra los estetas del 20 duros, no veo a la Agrupación desvincularse, ni a las hermandades emitir comunicados contra el amoroso mal gusto, ni al Obispado clamar al cielo pidiendo un rayo que señale y parta al cariñoso hortera. Contra esos no, cobardes. Tengan buena Semana Santa y disfruten, que a este paso y con tanta limpieza de sangre -y pensamiento- no va a quedar ni Cristo -o el Papa-. Lo digo con mucho cariño.