Que una campaña más la sección de balonmano del F.C. Barcelona lo iba a ganar todo dentro de nuestras fronteras nadie lo cuestionaba. Que la Liga Asobal sigue estando un poco descafeinada, creo que casi nadie lo discute. Ya van cinco consecutivas para el conjunto catalán. Que podemos encontrar argumentos para que crezca el interés, por supuesto. Quien no se consuela es porque no quiere. En cualquier caso, ese debe ser el mensaje y ese el objetivo ahora que la competición española y todos sus derivados, Copa Asobal y Copa del Rey, cuenta con un patrocinador. Precisamente el torneo del KO, esa competición que reunía a la flor y nata del balonmano español durante prácticamente una semana, cambió hace algunas temporadas su formato para, entre otras cosas, reducir costes. De ocho finalistas y sus respectivas formaciones de cadetes que se disputaban la Minicopa, se pasó a un sistema más simple que concentrara en un fin de semana a los cuatro mejores y sus equipos de base, con un añadido, un plus para el organizador, que evita al todopoderoso cuadro blaugrana en semifinales. Hasta ahí todo bien.

Y es por esta vía secundaria, la de la Copa del Rey, por la que alguno de los implicados se puede colar en Europa casi sin esperarlo. Un último esfuerzo, una victoria y la gloria continental será un hecho. La conquista más que presumible del F.C. Barcelona permitiría al subcampeón del torneo acceder a la EHF de manera directa. Triunfo con sabor europeo. Premio a una cadena de eliminatorias. Y de ese más que factible resultado y del período en el que nos encontramos, próximo a unos comicios, surgieron candidatos a albergar la Copa del Rey como pocas veces antes ha ocurrido.

Tres de los cuatro participantes, Gijón, Granollers y Puente Genil, este último con la ciudad de Córdoba como aliado pero con la idea de llevar la Minicopa hasta la localidad pontana, prepararon estas últimas semanas sus candidaturas para acoger la cita. La localidad asturiana fue ayer, definitivamente, la elegida. El debate sobre las fechas también está cerrado desde ayer. Será el 6 y 7 de junio, a pesar de que no había consenso entre las ciudaddes candidatas por si esa era o no la mejor semana. De fondo, las fechas de las eliminatorias del equipo nacional y en algún caso los contratos de jugadores y técnicos, que expiraban el 30 de mayo.

Lo que está claro es que la competición española recupera poco a poco su vitalidad, despierta el interés de empresas e instituciones, gracias entre otras cosas a equipos humildes como los que han colado en la fase final del torneo del KO. Y eso es de agradecer. Son pequeños pasos para salir del agujero.

Igual de ilusionados y agradecidos están los equipos masculino y femenino de Maristas y Puertosol, que tras proclamarse campeones de Andalucía en categoría juvenil disputarán el sector del Campeonato de España en la capital. De nuevo Carranque y el vetusto pabellón colegial albergarán un sector que traerá a la ciudad a equipos de Madrid, Badajoz, Canarias o Melilla y que también generará beneficios para distintos sectores de la capital costasoleña. En el horizonte, la clasificación para la fase final estatal: colarse entre los ocho mejores del panorama nacional. El sueño, subir al cajón. Colgarse una medalla. Una vez más el balonmano malagueño otea Andalucía desde lo más alto. Trabajo de cantera. El futuro.

De futuro y mucho, se hablará durante las próximas semanas en Algeciras y Almería, sede del Campeonato de Andalucía cadete e infantil que arrancará a finales de abril y concluirá el domingo 10 de mayo. Málaga y su provincia, con tres clasificados por categoría, pelearán por estar entre los mejores. ¡Enhorabuena y suerte a todos!