Ayer hubo sesión de control al ´jodierno´, que diría el poeta Álvaro García. Con julio bien avanzado. Y en agosto, votación sobre si ayudar o no a Grecia. La vamos a ayudar, y está bien que así sea. Además lo vamos a hacer como dicte Merkel y en la cuantía que nos toque. No hay discusión posible dado que la ayuda se aprobará con la mayoría absoluta del PP. Sin embargo, Rajoy quiere que los grupos se retraten y por eso va a organizar la tal votación. Para que argumenten lo que piensan respecto a la tragedia griega.

Puede que los diputados no trabajen mucho, pero desde luego algunos de ellos sí van a tener que pensar. Nosotros lo que queremos sin embargo es escribir un artículo sobre la jodienda de ponerse un traje en agosto y tener que ir a Madrid a votar un algo. Lo suyo es ir a Madrid pero sin la ola de calor al Thyssen o a La Ardosa, donde ponen unas cañas de no te menees. En efecto, te tomas una y ya no te meneas de allí en toda la mañana porque no puedes dejar de pimplar cervezas y tapas hasta la hora de irte a comer a algún buen sitio. Una buena manera de ayudar a Grecia es ir allí de vacaciones. Pegarse un Mykonos como Iker y Sara o darse un garbeo por Egina donde los atardeceres son apocalipsis silenciosos y pacíficos con un mar inmenso que quisiera comerse el sol y que, en efecto, lo hace. Y cuando lo hace dan ganas de aplaudir. Una buena medida de solidaridad sería coger la extra, sacar un billete de avión y fundirse la paguita allí dándole a la mousaka y bañándose en aguas limpias y cristalinas (nótese la prosa de folleto turístico) que para aguas llenas de mierda por culpa de los incompetentes que nos gobiernan desde hace décadas ya tenemos bastante. A esos incompetentes la palabra saneamiento le suena a griego. Igual se cree que designa una vasija, un vestido blanco, suave y ligero que se porta en verano. Ya lo de saneamiento integral igual les parece no griego, y sí chino. Sus señorías van a tener que ir a trabajar en agosto y dada la cercanía de las elecciones generales, parece que van a tener pocas vacaciones. Claro que menos van a tener todavía los diputados griegos. Y menos que cobran. En el fondo todo es una conspiración de los países del norte para que dejemos de paralizarlo todo durante parte de julio y todo agosto. El luteranismo no puede consentirlo. Es como la pausa para comer, allí de una hora escasa o veinte minutos y aquí de tres horas. Por eso ponen reuniones y reuniones, además en Bruselas. Y votaciones en los parlamentos de los países miembros. Ponen de todo menos cerveza fría y vuelos baratos a Grecia. Hay que joderse.