Hay una queja continua de los habitantes de la zona Este de Málaga sobre la dejadez a la que están sometidos por parte de la administración local. Mi compañero de columna Enrique González de Gor tiene registrada una maravillosa sentencia: «¡Al Este que le den!». Efectivamente, Enrique, el Este está dejado y abandonado en muchos aspectos, pero yo me he prometido echar un verano sin politiqueo en estas páginas, solo lugares en los que disfrutar. Así que me pongo meloso para seguir descubriéndome lugares en los que disfrutar de Málaga y de su Este.

Hace unas semanas me fui al nunca suficientemente valorado Juanito Juan, un lugar con un marisco fresco y exquisito, pero de donde no se puede salir sin probar la extraordinaria ensaladilla rusa. Aunque cada vez se llene más de neoburgueses, el restaurante de Pepín y Enrique sigue teniendo como alcalde a don Tomás, un local de pico fino y buen gusto para la enología. Más tarde me senté en el merendero Gabi del paseo marítimo de El Palo a comer espetos. Fue un plan improvisado. Mi amigo Jaime estaba harto de la guardia del día anterior y nos planteamos homenajearnos a base de espetos y cerveza. Los espetos de manolitas que se deshacían en la boca. Once cañas de sardinas y otras tantas de cerveza corrieron por la mesa.

Será por sitios en el Este€ Si nos subimos a Echeverría de El Palo, no podemos pasar por la puerta del Tobalo´s sin sentarnos y esperar que Adri nos vacile -siempre de buen rollo-, ni levantarnos sin haber probado los huevos con gambas al pil pil y las hamburguesas de rabo de toro. Palabras mayores. Como los helados de Nuvola, una pequeña heladería con sabores que solo se pueden entender con una cucharada en la boca€ Así que, Enrique, al que no quiera cultivar el Este, ¡que le den!