Hay modos y modos de calentar el 27-S catalán. El más rudo ha sido Albert Boadella, con lo de que sacar los tanques le provocaría a Catalunya un orgasmo. Algo más templado y a tono con la edad ha estado Felipe, mientras el PP ha empujado a fondo, con su reforma para que (eufemismos jurídicos fuera) el Tribunal Constitucional pueda destituir a Mas si no acata lo que al final sentencie. Aunque no lleve al clímax, ¿podría acabar siendo este anuncio de reforma un lubricante indeseado que facilite la penetración del independentismo?. Desde luego es mucho decir que Catalunya precise el uso de tanques para alcanzar el orgasmo, pues en realidad todo este asunto viene de una emisión espontánea, la mani del 11-S de 2012, no inducida por mano de políticos, involuntaria y por tanto no pecaminosa. En fin, mejor no tocar más la cosa, que descargue como sea y que a ser posible ni salpique ni preñe.