Uno de los ornitólogos más conocidos del mundo, el presentador de televisión británico David Lindo, ha pasado de nuevo por Málaga para dar a conocer a través de la BBC la fauna urbana. No es que vaya a sacar en su programa a concejales, empresarios de la pomada, contratistas bien informados o guías que te llevan siempre al mismo bar sorteando un bosque de sillas y mesas por la acera. Lindo nos descubre las aves que habitan las ciudades. Como el halcón peregrino que vive en la catedral malagueña…

Pájaros de la política. En mayo Lindo hizo un concurso por internet para que los espectadores escogieran al «pájaro nacional británico». Se medían por entonces en campaña David Cameron contra el laborista Ed Miliband y más de uno quiso entender, con esto del descreimiento, que lo de votar cuál era el pájaro nacional se refería a la política. Pero no, entre los finalistas sólo estaban el petirrojo, el martín pescador, el cisne y la lechuza común. David Lindo habrá observado que Málaga está llena de loros. Sorprende la naturalidad con que los habitantes de la Costa del Sol se han acostumbrado con facilidad pasmosa a ver bandadas de loros compartiendo las ramas de los árboles con palomas y gorriones. Loritos verdes y periquitos escapados en origen de pajarerías, supongo, o echados al azul marino de la ciudad por alguien que se cansó de su mascota (como hacen en Florida con los caimanes), cuyas puestas eclosionan con un éxito evidente. Málaga es la «ciudad del paraíso», deben de pensar los loros, que revolotean por la playa en algarabía, más chillona que poética, aclimatados al aire mediterráneo.

¡Viva el vino! Son inmigrantes a los que se les arrancó de sus árboles en América y África y traídos a Europa para ser vendidos en jaulas, o al menos eso fueron sus padres loro en cierto modo. Y hoy no es que vivan entre las aves malagueñas, es que ya lo son, aunque no sean autóctonas. En nuestro tiempo eso es algo que no le pasa sólo a las aves. Tampoco la uva moscatel del vino Málaga, proveniente de Alejandría, es originaria de los montes malagueños pero no hay uva más malagueña que ésa desde Moclinejo a Iznate y más allá. Hasta Málaga enviaba sus barcos la zarina Catalina La Grande, de armas tomar y mucho vino dulce, para llenarlos de uva pasa y barricas de Moscatel en la segunda mitad del siglo XVIII. Y en una bonita crónica del último número de la revista Péndulo recuerda también el compañero Alfonso Vázquez cómo el malagueño vino de los montes era anhelado incluso por los primeros presidentes norteamericanos.

Arantxa dimitida. También hay mucho loro chillando o gaviota graznando dentro del PP esta semana. Tan cerca de la campaña electoral de Navidad, y ya ha habido peleas de pasillo entre ministros populares, algún duelo utilizando a periodistas como portadores de armas e incluso dimisiones, alguna triste porque a mí me caía más que bien Arantxa Quiroga desde que la pude conocer y entrevistar en la campaña para las elecciones europeas de 2009. Quiroga vino a Málaga al poco de ser investida como presidenta del Parlamento vasco para dar una conferencia organizada por la asociación Málaga Ciudad Abierta. Aún no era presidenta del PP vasco, cargo del que ha sido dimitida, dejando el paso expedito para que lo ocupe el actual ministro de Sanidad, el alavés Alfonso Alonso. Así que hoy su valiente y atractiva sonrisa ya es sólo humo político, que es menos humo que el humo.

Mi Mascota. Pero a Rajoy no parece importarle el pequeño incendio del que ese humillo advierte. Ni que los árboles de Málaga se llenen de loros que parlotean como en su partido Margallo y Montoro. Este fin de semana, precisamente, se puede visitar en el Palacio de Ferias y Congresos de Málaga (FyCMA) Mi Mascota. 4º Salón del Animal de Compañía. Coincide Mi Mascota con la noticia de que el ayuntamiento malagueño tomará muestras de ADN a los 98.000 perros censados en la capital. El objetivo es perseguir a los dueños incívicos analizando las cacas que dejan en la calle. No sé. Pero si de manera indirecta sirve para localizar a quienes abandonan o maltratan a sus perros, bueno…

Albert y Pablo. Con tanto animal se puede jugar a hacer comparativas en la literaria tradición orwelliana de Rebelión en la granja, cada vez más cercano el 20 de diciembre electoral. Me resulta fácil ver a Montoro como un nervioso chimpancé y a Margallo como un pomposo papagayo. O ahora que hay interés por el enfrentamiento televisivo de mañana entre Albert Rivera y Pablo Iglesias, veo a Rivera como una solitaria águila pescadora capturando todo lo que puede desde el cielo electoral. Y a Iglesias como una preocupada cabra montés subiendo desde el suelo la montaña, a pesar del riesgo de desprendimiento, en parte por el peso de su propio y dislocado rebaño. Pero es fácil jugar… Porque hoy es sábado.