La macroeconomía le da la razón a Mariano Rajoy, hay datos que así lo avalan. Por tanto, tiene derecho a sacar pecho y recorrer la espina dorsal de España y como un chamarilero (persona que compra y vende cosas usadas) vender sus logros, incluso sus fantasías. Ya no sólo sacar pecho sino como los orangutanes golpearse con orgullo, con redoble de tambor, sus pectorales. Macho político Alfa. La proverbial cachaza de Rajoy parece historia, como si le hubieran inyectado altas dosis de poyarmina; los cachorros del PP lo están llevando en volandas, a golpe de entrevistas. Rajoy es otro e incluso no le importa meterse en un ortigal por mucho que le piquen algunas preguntas de periodistas que no mansean y tenga que soportar airada críticas de un antipático Aznar que le sacan de sus casillas, aunque lo oculte. Mariano Rajoy apuesta por la continuidad con sus recetas pegadas como una lapa a las políticas neoliberales, corto en ideas salvo la salmodia de que él evitó el rescate (no el bancario) y que la economía va bien (para los que tienen).

Pero la España que ven muchos millones de españoles en nada tiene que ver con la que nos quiere vender Mariano Rajoy. Estamos peor. Paro y contratos precarios, miseria, hambre. Con la corrupción en las entrañas del partido que preside. Mordida suicida a los Fondos de reserva de la Seguridad Social. Desigualdad, pobreza, sin esperanzas de levantar vuelo, salvo para los que más tienen. Deuda que supera el PIB y ley mordaza, con libertades encorsetadas; y la ley procesal con fiscales y jueces en rebeldía y con Cataluña abierta en canal y donde una agitadora profesional, la recién elegida presidente del Parlament, Forcadell de apellido, proclamó y vitoreó la república catalana y al día siguiente se abría el llamado proceso de independencia sin que el presidente del Gobierno nos diga qué va hacer, salvo las generalidades habituales y buscar la unidad de los no soberanistas en un ineficaz frente, con Pedro Sánchez de compañero de viaje.

Esta es la arcadia feliz diseñada por un exultante Mariano Rajoy, dado a las marchas militares, incapaz de articular un discurso pegado a la realidad, la que no quiere ver. Rajoy está amortizado, vive y retoza en su Arcadia feliz cual Dafnis a la caza y captura erótica de Cloe. Una arcadia que es el paraíso de la felicidad (paro), sencillez (corrupción) y paz (Cataluña), en un ambiente idílico, poblado de pastorcitos, con pollos y lechones colgados de los árboles y tan gratificante en la esperanza que despierta que el día 20 de diciembre, a la hora de depositar el voto, se hará realidad este país con ríos de vino y leche, y el compromiso, una vez depositado el voto para el PP, que te premien con una caja de mantecados o polvorones, de Antequera si es posible. Ni Virgilio, Ni Miguel de Cervantes, ni Lope de Vega, cantores de la Arcadia feliz y de Jauja podían imaginar una nueva edad de oro y bucólica de la mano del pretérito imperfecto que obedece al nombre de Martiano (de Marte) Rajoy.

PD.- (1) Artur Mas ha iniciado un viaje a ninguna parte; al vacío, pero haciéndonos la puñeta. Mas hace el ridículo extremo, de rodillas y suplicando el apoyo de la CUT. ¿Dónde está la dignidad? Salpicado por la mierda que suelta la mafia Pujol y el tres per cent (responsable político) pasará a la historia como el que quiso dinamitar la unidad de España sin conseguirlo, a Dios gracias.

(2) Los socialistas españoles quieren seguir los pasos de sus homólogos franceses. Un modelo reformista, por la vía moderada, alejada de la izquierda tradicional o sea socialreformistas . ¿Me lo quiere explicar alguien? El voto es el voto, en el centro, claro.

(3) Francisco de la Torre tiene tantas tablas políticas que es capaz de volver en su favor la reprobación de que ha sido objeto en el pleno municipal. María Gámez, portavoz socialista, ha conseguido unir a toda la oposición. El alcalde está tocado y se le nota