La imagen exterior del país también se deteriora por la maltrecha situación de muchos edificios judiciales de la provincia. Los sindicatos han exigido que se sigan haciendo palacios de justicia en sitios como Torremolinos, Fuengirola o Marbella, con sedes dispersas y algunas en muy malas condiciones. La última en ser señalada ha sido la que acoge al Registro Civil de Torremolinos, pero más allá de la denuncia puntual estos días he recordado cómo el expresidente de la Audiencia Provincial y ahora magistrado de la Sala de lo Civil del Supremo, Francisco Arroyo Fiestas, comentaba en una rueda de prensa que varios cónsules le habían hecho llegar la preocupación de extranjeros implicados en procedimientos judiciales al llegar a algunos de esos edificios. Marca España. La crisis ha golpeado duramente las arcas públicas y la Junta de Andalucía, con buen criterio, trata de ahorrar en alquileres judiciales, usando edificios propios, pero lo cierto es que la tarea de remodelar y crear nuevos palacios de justicia como el de la capital, el de Coín, el de Vélez Málaga o el de Ronda se quedó paralizada por la falta de liquidez Ahora, es difícil reactivar el plan de infraestructuras judiciales, que requiere de inversiones millonarias, pero tal vez se podría hacer una hoja de ruta más modesta y realista, de forma que se puedan acometer periódicamente esas construcciones sin necesidad de hacerlas todas a la vez. Poco a poco. En una Costa del Sol en la que la población se duplica a lo largo del verano y, por tanto, los juzgados de guardia del litoral han de soportar jornadas maratonianas, es vital que las sedes judiciales estén a la altura de lo que los ciudadanos demandan y no se siga dando esta imagen de provisionalidad de la que se quejan los sindicatos.

Todo esto se suma a que responsables de jueces, acusadores públicos y sindicatos consideran a todas luces insuficientes los juzgados existentes en la Costa del Sol para atender las necesidades judiciales de una zona tan extensa, a que la Fiscalía está bajo mínimo en cuanto al número de efectivos y a que muchos órganos están al borde del colapso por la acumulación de macrocausas que necesitan de una atención casi plena por parte de los instructores y las unidades policiales de élite. Las oficinas judiciales de Estepona o Marbella, pese a los refuerzos, a duras penas pueden hacer frente a su enorme carga de trabajo, por no hablar de los juzgados civiles, saturados de asuntos por mor de la crisis económica. La reforma de las leyes procesales está muy bien y los políticos salen más altos y guapos que nunca en las fotos, pero hacen falta medios materiales y humanos y palacios de justicia a la altura de lo que demandan los ciudadanos.