El mundo es un péndulo, por Alejandro A. Tagliavini

Para definir al Estado, diríamos que es el monopolio de la violencia, condición necesaria y suficiente que utiliza para "gobernar": imponer leyes y regulaciones. Y como es imposible que la violencia construya, resulta cierto el sabio dicho popular: los políticos destruyen lo que los ciudadanos construyen cuando aquellos duermen. Hasta que los votantes se cansan y se vuelcan a la oposición. Así, el mundo es un péndulo (que se va amortiguando, moderando): al revés de lo que sucedía hace una década, hoy avanza el "anti populismo" -aunque no tanto el anti estatismo- en América Latina (Argentina, Venezuela, etc.) y, contrariamente, crece el populismo en Europa (la ultraderecha en Francia, Podemos en España, etc.).