El PSOE va a lanzar una campaña en defensa de la igualdad territorial. Niño, trae la bandera que me voy a envolver. Fue en tiempos de la UCD, con Clavero Arévalo de ministro para las regiones, cuando se acuñó lo de ‘café para todos’, que definía la opción por la que los políticos de la transición optaron: autonomía para todos y no sólo para los mal llamados territorios históricos. Una de las razones por las que el PSOE vence en Andalucía es porque es percibido como muy andalucista. Los socialistas no quieren que haya españoles de primera y de segunda. En esto se parecen mucho a los aficionados al fútbol -todos quieren ser de primera- si bien estos cuando viven en una ciudad con equipo en segunda, o tercera, suelen dar su apoyo también a uno de los grandes. Se es del Villaconejos y del Barça, pongamos por caso.

En cuestiones territoriales no pasa eso. Claro, no estaría bonito que uno fuera extremeño o andaluz o castellano manchego (generalmente y por desgracia las que están a la cola de riqueza) pero fuera forofo de las Baleares o Navarra o Cataluña, pongamos por caso. Claro que, si bien se piensa, no estaría mal, ahorraríamos mucho en preocupaciones y guerras civiles si nos sintiéramos de todas partes y de ninguna. La aportación del PSOE andaluz al debate territorial, a las propuestas de Podemos sobre referendos y a la tensión que nos meten en el cuerpo los nacionalistas catalanes es decir, señores que aquí estamos: más andaluces que nadie y por tanto más españoles que nadie. La campaña también tiene mucho, claro esto no lo van a reconocer, de intento de torpedeo de un posible entendimiento de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. Así lo dijo ayer Teresa Rodríguez, la portavoz en nuestra Comunidad de la formación morada. En medio, o detrás o al lado están los de Albert Rivera, que más discretamente y sin ruedas de prensa ofertantes van trenzando un acuerdito con el PSOE ante el que el PP y Podemos tendrían que retratarse con una abstención o un no del tamaño de una casa de buen tamaño. Todo está en el aire, si bien los que pasan por bien informados dan por ganadora en el combate entre las dos almas del PSOE a la más partidaria de entenderse con Ciudadanos, quienes a su vez son más partidarios del menos café para todos. España suele estar dividida entre los que gustan de una sola bandera y los que no sienten incompatibilidad entre dos ellas. Los hay incluso que detestan las banderas. Se da una cuarta tipología: los que dicen no tener banderías pero dan alas a los que quieren imponer la suya a la de los demás. Se acerca el 28-F, que ni siquiera es para todos el verdadero día de Andalucía. El PSOE regional pone su maquinaria a tope y para que funcione aún mejor la tiñe de blanquiverde. Una de las cosas buenas de que no haya Gobierno es que España no se rompe. Esto es lo que más presente tienen los partidarios de que todos sigamos un camino conjunto. En tan buena armonía como para no negarle un café a nadie.