A Panamá la cogen por los brazos Colombia y Costa Rica en los mapas. Colombia es un coloso en cuya selva se crió una guerrilla fundida con el narco que en su día, antes de estar durante décadas a secuestro y machetazo limpio contra la paramilicia gubernamental, se creyó marxista. Aunque casi todo está olvidado, aún hoy la paz no sale en los carteles ni los cárteles del todo descansan en paz. Costa Rica, entre el mar Caribe y el océano Pacífico, es casi una isla como Panamá. Posee tanta naturaleza protegida que acumula el 5% de la biodiversidad del planeta. Y no tiene ejército. La constitución tica lo abolió, salvo en caso de guerra, en 1948. Quizá por ello es sede de la Universidad para la Paz de la ONU. Tan distintas y tan juntas. Latinoamérica es otro mundo, llena de mundos que son otro mundo también entre sí.

Lo que conoce de Panamá al primer pensamiento la gente de Málaga, por poner un ejemplo de otro sur, el europeo, es que posee un canal que conecta Atlántico y Pacífico para que los barcos no tengan que dar la vuelta al continente americano por el Antártico o por el Ártico. Los réditos de esa obra de ingeniería, que ahora se amplía con dos subcanales más y su correspondiente polémica, han dado para muchos presupuestos estatales, anécdotas históricas, novelas y películas, además de para fabricar muchos sombreros panamá. Todo eso quizá se le venga a la cabeza a quienes piensen desde estos lares en Panamá.

Pero ahora hay gente que ya asocia Panamá a la abogacía de la élite adinerada. El bufete Mossack-Fonseca (ahora en la palestra digital por los llamados «papeles de Panamá» que el consorcio internacional de periodistas de investigación y sus divertidos hackers nos han revelado) tiene la culpa de esa nueva fama de que no pocos letrados en Panamá se ocupan en mimar el dinero de quienes no son mileuristas, especializados en la creación y mantenimiento de sociedades opacas u offshore.

Las sociedades offshore son empresas registradas en un país donde no realizan ninguna actividad económica, normalmente un paraíso fiscal, para beneficiarse de las ventajas fiscales que éste ofrece. Las personas extranjeras que controlan la sociedad utilizan el paraíso fiscal como domicilio legal. La paradoja es que quienes menos necesitan ganar aún más son quienes buscan esta trampa legal, vergonzante, insolidaria, avara. Algunos dan un paso más y ni siquiera tributan en versión reducida, simplemente ocultan al fisco que tienen ese dinero en el extranjero. Supongo que pensarán que ya que se llevan el taco a Panamá para pagar menos por más, mejor es no pagar nada y tener sólo tener y tener, tener...

De todos los nombres que ahora se han destapado, de aquí y de fuera, famosos y políticos incluidos, mientras las Haciendas no sabían buscar, no podían encontrar, no hacían nada o se callaban, lo que a algunos nos cuesta asimilar es por qué quienes tanto tienen siempre quieren más.