Pues se acabó la temporada. El Madrid no perdonó y mostró su superioridad en carácter y hambre por ganar (eso también es talento) y se llevó el título. Y es que este equipo está formado de una manera un poco diferente. Bien es cierto que con ese presupuesto seguro que es más fácil hacer las cosas. Pero hay que reconocer que en su extensa plantilla (más de quince jugadores) los que llevan el peso del juego en la cancha (seguro que en el vestuario también) son Felipe Reyes, Sergi Llull, Chacho Rodríguez y Rudy Fernández. Todos españoles. A estos hay que añadir Willy Hernángomez, también español (y formado en la cantera). Pero encima, dos jugadores de enorme peso también en el juego y en el vestuario son el mexicano Ayón y el argentino Nocioni.

Supongo que tu primer idioma sea el mismo tiene que ayudar. El resto de jugadores, los extranjeros, tienen un rol menor, aunque sobrada calidad, y saben adaptarse aportando lo mejor de sí en lo que se les pide con el único objetivo común que en ese equipo existe: ganar. Podrá gustar más o menos su forma de jugar, que doctores tiene la iglesia, pero nadie dudará de cómo expresan el carácter como equipo en una cancha de baloncesto.

En todo esto tiene una gran responsabilidad Pablo Laso porque ha sabido unir a sus jugadores en un camino común para todos, incluido el club para el que trabaja, en el que jugar bien o mal es secundario y la máxima prioridad también es ganar.

Pero quiero detenerme en un jugador en especial, el Chapu Nocioni. Él puede ser un fantástico representante de lo que es el carácter de un equipo ganador. No hay duda de que es de esos que pone todo lo que tienen en cada esfuerzo. O que es capaz de jugar lesionado. Nadie duda de que su talento está en jugar valiente y olvidarse de sí mismo pensando en el beneficio del equipo. El Chapu es de esos ganadores que quieren jugar siempre.

En este play off final su participación no ha sido tan importante. La media de minutos que ha jugado es de algo más de once por partido. ¿Las razones? En primer lugar que Thompkins ha terminado la temporada en un estado de fórmula excepcional. Después, que Felipe Reyes juega algún rato de cuatro. Por último, que el Barça ha jugado en ciertos momentos con Perperoglou como cuatro, lo que ha animado también a Laso a contrarrestarlo jugando él también con cuatro pequeños.

Seguro que Nocioni ha maldecido todo lo que se mueve porque él quería jugar más, porque él quería ayudar a ganar al equipo peleando en la pista. Pero ha dado una lección a todos con esas imágenes de pie en el banquillo corrigiendo a sus compañeros, animándolos o pidiéndoles un mayor esfuerzo. Ha sabido estar presente sin jugar, sin ser tan importante en la cancha. Y cuando consiguieron el título en ese cuarto partido, ha sido de los que más lo ha festejado mostrando una felicidad más propia de un joven que nunca ganó nada que de un jugador que ya ha demostrado todo en el baloncesto mundial.

Después de aprender esa lección de humildad y compañerismo que nos ha enseñado Nocioni en este play off, me indigno aún más cuando pienso en las famosas declaraciones de Pedro, el futbolista. Pues claro que a todos nos gusta tener jugadores que estén molestos por no jugar. Pero señor Pedro, no se reivindique con micrófonos. Cómase el balón en los entrenos y demuestre usted que es mejor que quien juega en su posición. A ver si usted se cree que su entrenador es tonto y deja en el banquillo a los mejores. Esto sin olvidar que la temporada que ha hecho en Inglaterra ha sido como para venir a la selección y creerse titular.

Aprenda del comportamiento de Nocioni, un deportista que en su deporte ha hecho mucho más que usted en el fútbol. Y nunca olvide que es usted un privilegiado y un ejemplo para muchos niños que le siguen y le idolatran. Para todos ellos, usted fue el otro día un mal ejemplo por dos veces porque tuvo hasta la oportunidad de rectificar y el orgullo no se lo permitió.

Por comportamientos como este, por personajes como el Chapu, me siento tan orgulloso de pertenecer, en mi pequeña medida, al baloncesto.