El Valencia afronta el 2017 con la necesidad de olvidar un 2016 plagado de fracasos y cerrado con el episodio final de la dimisión de Cesare Prandelli como entrenador, por lo que debe desviarse de la senda por la que ha caminado durante todo el año, especialmente en los últimos meses. En primer lugar necesita recomponerse deportivamente al estar, con 12 puntos, muy cerca del descenso y a continuación resolver sus problemas de funcionamiento como entidad y su relación con su entorno social más próximo. Para conseguir que el año 2017 sea completamente diferente a 2016, el club valenciano necesita resultados. El primer bálsamo para revertir la situación es la de conseguir resultados que alivien la situación clasificatoria, den confianza a los jugadores y permitan pensar en mejorar futbolísticamente.

El club necesita acertar en el mercado de fichajes de invierno para superar las carencias mostradas por un equipo que ha presentado hasta el momento más problemas de calidad que de entrega y pundonor por parte de la mayoría de sus jugadores, aunque la capacidad de maniobra en este capítulo parece limitada.

El Valencia debe encontrar sobre el terreno de juego y en el vestuarios líderes que arrastren a los compañeros y que, además de su calidad futbolística y profesional, crean en el proyecto y deseen contribuir a engrandecer el club. Prandelli, tras dimitir, señaló que en el equipo faltaban jugadores con carácter.Hace falta estabilidad en el banquillo tras un 2016 en el que ha tenido cuatro entrenadores, lo que nunca ha dado continuidad al trabajo del técnico. La marcha de Prandelli ha supuesto un fracaso para el club y para el técnico y ahora el proyecto está en manos de Voro, obligado a reflotar el equipo. La cúpula del club, desde el máximo accionista Peter Lim a sus representantes en Valencia, debe mejorar su conocimiento del fútbol y del club.