ANOREXIA Y BULIMIA

Nuestro escritor más internacional después de Cervantes, Vicente Blasco Ibáñez, tendría argumentos para reescribir su quinto jinete del apocalipsis.

Esa nueva y destructora plaga ha entrado en una familia, muy amiga, y ha conseguido lo imposible. Ha desmoronado sus indestructibles cimientos familiares. Entró el terror en su seno durante años viendo como se iba apagando la llama de uno de sus miembros sin poder hacer nada por evitarlo. Posiblemente, sea la peor de las nuevas enfermedades del siglo XXI. No hablo del Sida, ni de la gripe aviar, etc. Estoy hablando de otra que ataca la mente de sus pacientes. La anorexia y bulimia.

El apocalipsis se describe en el capítulo sexto del Apocalipsis. Se habla de que Dios guardaba celosamente en su mano derecha un pergamino y que estaba sellado con siete sellos. Jesús abrió los primeros cuatro sellos de los siete, liberando a cuatro Bestias que montan en caballos blanco, rojo, negro y bayo. La Victoria, la Guerra, el Hambre y la Muerte.

Terrible enfermedad actual, capaz de destruir todo lo que alcanza. Niñas sanas, autoexigentes, de buen rendimiento escolar y cariñosas, caen en el pecado de creer que lo más importante es el YO. El culto al físico nos devora, nos fagocita. Los medios de comunicación ensalzan ese falso becerro de oro y nos tientan continuamente a caer. Nadie está fuera de su alcance, desde niños de 8 a mujeres de más de 40 años. Sus mentes enfermas las engañan y las hacen creerse gordas, muy gordas. Cadáveres vivientes enflaquecidos que siguen viéndose gordas e incapaces de reaccionar ante la verdad. Viven su propia realidad.

El hombre, en su necedad e idolatrismo por su propio ego, ha soltado ese quinto sello y ha desatado a la quinta Bestia. Es la quinta plaga originada por la vanidad y la arrogancia del hombre.

Ningún político quiere atacar seriamente el problema. No quieren enfrentarse ni a la industria de la moda, ni al mercado actual que se amamanta de la teta del culto al cuerpo.

La sociedad y el gobierno de turno, da la espalda a los enfermos y no aporta soluciones dando tratamientos adecuados en centros de trastornos alimentarios competentes.

Seguramente habré hecho un brindis al sol, sin embargo creo sinceramente que todos debemos estar muy atentos y evitar el ataque de la Bestia.

Buenos días y, por favor, no olviden que, quizás, éste sea uno de los mejores consejos que les habrán dado nunca.

Víctor Mengual ArrufatMálaga